Pasamos el arco de la torre de Santa María de la Media Villa para llegar al Museo Episcopal. En la placeta del Obispo (del venerable Francés de Aranda) hay pensamientos a los pies del monumento. Entramos por la puerta, bajo el escudo del obispo Zolibera (sol y olivera). Es otoño.
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Antes habíamos dejado las hojas amarillas flotando sobre el verdín. El tiempo es apacible.
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El objetivo era elegir un motivo para la tarjeta de Navidad. Ya pocos lo hacemos. Antes era tradición ahora es un Wasap... impersonal y anodino. Allá cada cual.
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Esa tarde, también pasamos por delante del otro Museo, el Provincial. Soberbio edificio renacentista construido para la sede de mítica Comunidad de Teruel.
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Impresionante seriedad la de Cristo Juzgando. Una pieza que se trajo de Bronchales, pues, la pieza, al ser del siglo XIII, no es una figura cualquiera.
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En el palacio de los marqueses de la Cañada no llegamos a localizar el segundo escudo. El primero es el de los Marcilla (del Amante), el segundo desconocido, el tercero es de los Pérez de Arnal y el cuarto de los marqueses de la Cañada cuyo lema era: "Perseguido más no vencido".
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Acabamos delante de este cuadro de la Virgen del Pilar. Una virgen tan singular. Llegó en carne mortal a Zaragoza el día 2 de enero del año 40. En el año 1492, también, un 2 de enero, se rindió Granada. Santiago y la Virgen del Pilar son patronos de España. Con el descubrimiento de América (12 de octubre) la fiesta se pasó a ese día. Es patrona de Hispanidad.
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