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sábado, 12 de octubre de 2024

Octubre2024/Miscelánea. SANTIAGO SEBASTIÁN (biografía de Catalina Cantarellas Camps)

 


Sebastián López, Santiago

Villarquemado (Teruel), 25 de marzo de 1931 - Valencia, 9 de febrero de 1995

Areas de trabajo : Arquitectura barroca / Arquitectura renacentista / Arquitectura románica / Arte barroco / Arte gótico / Arte renacentista / Arte románico / Iconografía / Literatura artística

 

Santiago Sebastián López empezó y terminó la licenciatura en filosofía y letras, en la rama de historia del arte, en la Universidad Central de Madrid. Durante la licenciatura, tanteó especializarse en estudios árabes en Granada pero inmediatamente, se decidió por el arte iberoamericano y se marchó a Sevilla y entonces a Madrid. Aquí, en 1961, defendió la tesis doctoral Arquitectura plateresca en Burgos , bajo la dirección de Diego Angulo, para cuya elaboración obtuvo dos becas, en 1957 en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y en el curso 1959-1960 en la Universidad de Heidelberg. Entre 1961 y 1965 residió en Colombia, en calidad de becario primero y rápidamente de profesor, en la Universidad del Valle en Calí. Recorrió los países de América central, donde regresó posteriormente con bolsas de trabajo (México, 1979). El curso 1965-1966 lo pasó, siempre becado, en la Universidad de Yale. En verano de 1966 volvió al Estado español. Después de un año de precaria subsistencia, obtuvo la plaza de agregado en la Universidad de Palma, instituida bajo la dependencia administrativa de la Central de Barcelona.

Ejerció la docencia y la investigación en cuatro universidades del Estado español, en calidad de profesor agregado en la primera y de catedrático en las restantes: Palma (1967-1973), Universidad Central de Barcelona (1973-1975), Universidad de Córdoba (1975-1978) y Universidad Literaria de Valencia (1978-1995). Concilió investigación y enseñanza, que concibió como una dialéctica entre el discurso teórico y la observación empírica. Muy temprano agrandó su esfera científica, centrada en el arte de la edad moderna, particularmente en el Renacimiento en el Estado español y en América Latina. Basta con espincelar el caso de Palma, donde fue el iniciador de los estudios de historia del arte. No dejó al margen el Renacimiento y el barroco, que analizó tanto en relación a la tierra de asentamiento, que siempre tuvo en cuenta, como desde otras órbitas: «Arquitectura del Protorrenacimiento en Palma» ( Mayurqa , Palma, 1971), El Palacio Vivot de Palma de Mallorca ( Goya , , 1968). Sin embargo, se adentró en el gótico: «La iconografía de Ramon Llull en los siglos xiv y xv » ( Mayurqa , Palma, 1968) y «Aspectos urbanísticos de Palma de Mallorca en la edad media» ( Revista de Arte , Barcelona, 1972). Asimismo, efectuó las primeras recopilaciones generales: Patrimonio artístico de Ibiza (Palma, Diputación Provincial de Baleares, 1972), Arquitectura mallorquina moderna y contemporánea (Palma, Estudio General Luliano, 1973) e «Historia del arte», en Baleares ( Vitoria, Tierras de EsBarcelona, ​​1974) y El manierismo y la arquitectura manierista italiana ( Revista de Ideas Estéticas , Madridpaña / Fundación Juan March, 1975).

  Idénticos rasgos, dedicación al arte del lugar ya secuencias estilísticas varias, son aplicables a la estancia en la Universidad de Barcelona : « 1974), ciudad donde se despertaría el entusiasmo por el arte románico; y también en el asentamiento definitivo en Valencia: Visión simbólica del arte valenciano (Valencia, Universidad de Valencia, 1981), La Lonja, contexto sociocultural (Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1984) y «Nueva lectura iconográfica-iconológica de la portada del Palacio del Marqués de Dos Aguas» ( Goya , Barcelona, ​​1989).
  A una circunstancia diferente, la de su vínculo ininterrumpido con Aragón, respondió el afán por el arte de la zona en general y por su tierra natal: Teruel, en particular. Apenas en 1955 había entregado su primer artículo, intensificando la investigación. Elaboró ​​guías e inventarios de la región, persiguió la filiación, las características y el significado del artesonado de la catedral de Teruel, una de sus manías, y publicó, además de artículos, una serie de libros que van desde Los monumentos de la ciudad de Teruel (Teruel, Instituto de Estudios Turolensens, 1963) y La expresión artística turolense (Zaragoza, Tipo Línea, 1972) hasta Iconografía e Iconología en el arte de Aragón (Zaragoza, Guara, 1980). Promovió los Simposios Internacionales de Mudéjar en Teruel (1975) y los Coloquios de Arte Aragonés (1978), los cuales perduran. También propició, con la organización del Primer Simposio de Emblemática (Teruel, 1991), la creación de la Sociedad Española de Emblemática, en plena vigencia y provechosa actividad.
  Un anhelo de primera hora se dirigió hacia el arte iberoamericano y la residencia en Colombia le permitió cumplirlo. Prestó atención hasta el final cuando, precisamente y otra vez, unió dos de sus cosechas a «¿Existe el mudejarismo en Hispanoamérica?», a El Mudéjar iberoamericano. Del Islam al Nuevo Mundo (Barcelona, ​​Lunwerg, 1994). La recopilación publicada tras su muerte, Estudios sobre el arte y la arquitectura coloniales en Colombia (Colombia, Corporación La Candelaria-Convenio Andrés Bello, 2016) contiene parte de las contribuciones sobre el país, mientras que el anexo bibliográfico computa sesenta -ocho de la temática de referencia. Incluye ambos volúmenes, en colaboración, Arte iberoamericano desde la colonización a la independencia. Suma Artis (Madrid, Espada-Calpe, 1985), El barroco iberoamericano. Mensaje iconográfico (Madrid, Encuentro, 1990) e Iconografía e iconología del arte novohispano (Madrid, Tuero, 1992).
  De gran trascendencia es el vuelco que ocasionó en la metodologíaz tanto en la revista mencionada, es decir, en Traza y Ba histórico-artística vigente en España con el impulso de la iconología. Ya en 1972, a los tres años de incorporarse a Palma, había fundado la revista Traza y Baza , con el esclarecedor subtítulo de Cuadernos Hispanos de Simbología. Arte y Literatura. Salieron diez números entre 1972 y 1985, de frecuencia irregular según la fortuna editorial de las sedes que recorrió. Significó un hito primordial dentro de la trayectoria personal y sobre todo en la disciplina de la historia del arte, ya que implicó el paso del formalismo, que Sebastián conocía bastante bien, al que denominó «método iconográfico-iconológico». Este giro, congriado en Palma, lo reflejó por primera veza , como en Simbolismo de los programas humanísticos de la Universidad de Salamanca (Salamanca, Universidad de Salamanca, 1973), la que revisaría. Lo consolidó en Espacio y símbolo (Córdoba, Escudero, 1977), en la que late la maestría de Kubler en Yale, y en Mensaje del arte medieval (Córdoba, Escudero, 1978), forjados en la Universidad de Barcelona. A ello se sumarían abundantes estudios en la misma dirección: Arte y humanismo (Madrid, Cátedra, 1978), «El Renacimiento. Arquitectura», en Historia del arte hispánico (Madrid, Alhambra, 1980), Contrarreforma y barroco (Madrid, Alianza Universidad, 1981) e Iconografía medieval (San Sebastián, Etor, 1988), entre otros.

  Bajo el espejismo de Panofsky, de la escuela de Warburg y más adelante de E. Mâle entre otros autores, enfoca la historia del arte como un entretejido de cultura y símbolo, defendiéndolo con ardor, ya que consideraba que era lo más adecuado para conseguir un atraco completo a la disciplina. Esta visión, de la que fue el líder más destacado y el defensor más firme y ferviente, condujo al desarrollo de la iconología, fortalecida y agrandada con el paso del tiempo. En conexión, abrió líneas de investigación complementarias, como la de los libros de emblemas, promoviendo y analizando ediciones de humanistas: Emblemas de Alciato (Madrid, Akal, 1985), a partir de la realizada diez años antes por Editora Nacional; Alquimia y emblemática. ↑ «La fuga de Atalanta» de Michael Maier (Madrid, Tuero, 1989). Tampoco se olvidó de conectarlo con la disciplina histórico-artística, como puede verse en la publicación póstuma Emblemática e historia del arte (Madrid, Cátedra, 1996).
  Sin embargo, esta reseña bibliográfica resulta infructuosa por dos motivos. Un alcance a la futilidad de pretender resumir sus estudios, múltiples y diferentes, sin embargo al lado de la elevada cifra, más de ciento setenta, debe tenerse en cuenta la incursión en la práctica totalidad de los períodos histórico-artísticos. El segundo motivo responde a que la mayoría de los trabajos desde la década de 1970 se encaminaron a la aplicación del método iconológico. Por otra parte, han quedado al margen la organización de exposiciones, el cariz de conferenciante activo y la generosidad hacia los alumnos y discípulos en el camino de la investigación.
  La deuda de la historia del arte con el profesor Santiago Sebastián se evidencia, al menos, en las referencias constantes a sus trabajos por parte de los investigadores coetáneos y posteriores, bien se trate del campo de hispanoamericano, bien en el de otros períodos, y particularmente, en el ámbito de la iconografía, la iconología y la emblemática, el cual, sin su maestría, hubiera tenido un recorrido bastante más dificultoso.

Se puede completar esta información en:
  —  Academic
  —  Dialnet

Bibliografía sobre Santiago Sebastián López:  Joaquín Bérchez, «Publicaciones de don Santiago Sebastián López (1931-1995)» ( Ars Longa , Valencia, Universidad de Valencia, 1995, p. 177-181); Gonzalo M. Borrás Gualis, "Santiago Sebastián, semejanza de una pasión artística" ( Xiloca , Calamocha, Centro de Estudios del Jiloca, 1995, p. 9-17); María Concepción García Gaínza, Necrológica. Prof. Santiago Sebastián (25-III-31-9-II-95) in memoriam» ( Anuario de Historia de la Iglesia , Navarra, Universidad de Navarra, núm. 5, 1996, p. 535-536); Ramón Gutiérrez, La vocación americanista de Santiago Sebastián, en Santiago Sebastián. Estudios sobre el arte y la arquitectura coloniales en Colombia (Colombia, Corporación La Candelaria-Convenio Andrés Bello, 2016, p. 41-49); José M. de Jaime Lorén y José de Jaime Gómez, “Santiago Sebastián López (Villarquemado, 1931-1995). Catedrático de historia del arte. Estudioso de iconografía. Aragonés» ( Xiloca , Calamocha, Centro de Estudios del Jiloca, núm. 16, 1995, p. 39-86); Rafael López Guzmán y Gloria Espinosa Spínola, América con tinta andaluza. Historia del arte e historiografía (Almería, Universidad de Almería, 2013, p. 159-163); Ignacio Peiró Martín, Gonzalo Pasamar Alzuria, Diccionario Akal de historiadores españoles contemporáneos (Madrid, Akal, 2002, p. 582); Jorge Sebastián Lozano, Pablo Sebastián Lozano, «Cautivado por Colombia. Santiago Sebastián, muchas páginas después» en Santiago Sebastián, en Estudios sobre el arte y la arquitectura coloniales en Colombia (Colombia, Corporación La Candelaria - Convenio Andrés Bello, 2016, p. 25-39); «Joan Sureda i Pons, “In memoriam a un amigo y maestro. Santiago Sebastián”» ( Xiloca , Calamocha, Centro de Estudios del Jiloca, núm. 16, 1995, p. 16-21), y José Antonio Terán Bonilla (coord.), Mensaje de las imágenes. Homenaje al doctor Santiago Sebastián. In memoriam (México DF, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1998).


Catalina Cantarellas Camps