Luis II de Anjou (Toulouse, 1377-Angers, 29 de abril de 1417) duque de Anjou, conde de Provenza y rey titular de Sicilia y Nápoles.
Proclamado como Luis II, Rey de Sicilia en la catedral de Bari en 1384. Es coronado rey de Sicilia en Aviñón el 1 de noviembre de 1384, por el antipapa Clemente VII, en presencia de Carlos VI, rey de Francia.
Fue hijo de Luis I de Nápones (descendiente de la dinastía Valois) y de María de Blois-Châtillon. Dio protección a los papas de Aviñón y a Benedicto XIII (papa Luna).
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La cristiandad (el papado) tenían un problema esencial, que se cifraba en combatir a los sarracenos. Benedicto XIII, el papa Luna, era partidario de constituir en occidente un imperio semejante el otomano con el fin de acabar con la amenaza. El compromiso de Caspe le puso las barajas a la vista (las cartas en la mano): Aragón podía tener un rey aliado con Francia (Luis II era perfecto) o un rey aliado con Castilla. Las dos opciones eran buenas y podían llegar a un buen fin.
La muerte de García Fernández de Heredia en Almonacid de la Sierra a manos de un sicario de Jaime de Urgel hizo que la balanza se decantara por el pretendiente castellano, más cercano y con posibilidades de ayuda ante los ataques del de Urgel.
Efectivamente la opción final fue por el de Antequera y el fruto de esa opción se recogió más tarde en la batalla de Lepanto. Benedicto XIII no solamente era un gran papa, era además un gran político y estratega, ante el que hay que quitarse el sombrero.
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