Mena Motina
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Con el tiempo, la expansión del Rabal turolense fue realizándose en dirección a la rambla de San Julián. Primeramente mediante la instalación de pajares, corrales y actividades preindustriales. Una de estas actividades manufactureras fue el trabajo de la fibra del cáñamo. No es extraño que para las fiestas de San Antón fueran protagonistas el cerdo y las tortas de cañamones. El cerdo por la instalación de cortes, gallineros, conejeras... y las tortas de cañamones por las menas instaladas en los aledaños de la rambla. Había demás, herrerías, tintes, pellejeros, pelaires, etc.
Menas, es decir, las eras en las que se hacían cuerdas de cáñamo, conocemos tres: Menas de los Arcos, Menas de San Julián y Mena Motina.
Los restos de lo que fueron estas menas están desapareciendo a marchas forzadas. Aquí, en la Mena Motina, apenas nos podemos imaginar lo que fueron.
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Esta calle nos define lo que anteriormente fue una mena. Básicamente era un caseto con un torno en el que se iba enrollando la cuerda que se fabricaba de pie y avanzando hacia atrás.
La manufactura del cáñamo fue muy importante no solamente en Teruel sino que lo fue en todo Aragón. Mientras en Teruel las cuerdas, bagas, hilo de palomar, etc. se vendía a Valencia, en otros lugares como Calatayud se llevaban a vender hasta Galicia. De ahí la tradición de comer congrio en Calatayud.
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Aquí, las construcciones están tapando lo que anteriormente eran menas.
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El barranco de Mena Motina está rodeado, lógicamente de arcillares.
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