La vitis vinífera es una planta
propia del área del mediterráneo por tal razón está adaptada al clima seco y
caluroso de esta área de producción preferente. Su cultivo, desde tiempo
inmemorial, carece de secretos para el viticultor actual. Y es precisamente
este profundo conocimiento del manejo de este arbusto lo que a menudo acarrea
problemas.
En el momento actual los problemas tienen
doble dimensión: SUPERPRODUCCIÓN y vinos
de PASTO.
La superproducción ha hecho que los precios caigan de forma extraordinaria poniendo a
muchas bodegas al borde de la ruina total. En Cariñena no era extraño oír hace
unos años en las tertulias presumir de LAS TRES COSECHAS. Eso significaba que
cada cepa daba 12 kilos de uva. Este año, se quejan de que el vino se lo paga
la cooperativa entre 12 y 19 céntimos de euro el kilo de uva. El viticultor ha
entrado en pérdidas.
En segundo lugar el vino de pasto. Producir vino común para venderlo a grandes distribuidoras
produce una merma importantísima en la renta del agricultor. Cambiar esta
dinámica es fundamental. Se trata de producir menos y elaborar vinos de más
calidad. Crear una distribuidora y ajustar las plantillas en las cooperativas.
Las cooperativas actuales proceden de
los años cuarenta del siglo pasado. Su función era recepcionar la uva y
mantener en los depósitos el vino hasta que llegara el comprador antes de la
siguiente vendimia, para comprar barato.
La transformación de las cooperativas
tiene que ser radical si se quiere que se salga de la crisis. La fórmula: VINOS
DE CALIDAD, PLANTILLAS AJUSTADAS y CADENA DE DISTRIBUCIÓN PROPIA.