El cementerio judío de Teruel
Por José R. Ayaso
Universidad de Granada
El cementerio de Teruel fue la
primera necrópolis judía excavada con metodología “moderna” en España, pero
desgraciadamente los trabajos arqueológicos no han sido sistemáticos. Los
descubrimientos se han ido produciendo de manera fortuita a lo largo de los
años, razón por la que los arqueólogos han llegado cuando el destrozo ya se
había producido, limitándose a hacer un registro de los materiales o, en el
mejor de los casos, una pequeña excavación complementaria.
El cementerio se encuentra en una
planicie que circunda a Teruel por el NE, conocida como Altos o Eras de Santa
Lucía, por una ermita hoy desaparecida. El cortejo fúnebre saldría por el
portal de la Judería hacia las Eras del Mercado, descendería hacia la Rambla
del Arrabal y desde allí, dejando a la derecha el camino de Zaragoza, subiría a
la zona alta por la ladera menos escarpada.
Debió ser un cementerio bastante
extenso, de unas 7 hectáreas de superficie (J. Vicente y C. Escriche 2002:121).
Desde principios del siglo pasado, la zona ha sufrido una completa
urbanización, que ha supuesto la destrucción del yacimiento. Compárese el mapa
de Teruel en 1914 con el callejero
actual de la ciudad.
Los enterramientos se hacen en fosas
trapezoidales, con la forma de los ataúdes, de los que se conservan restos de
madera y sobre todo clavos. La orientación predominante es la NW-SE, aunque hay
otras con una orientación más extraña. Las tumbas aparecen aisladas, bien
alineadas y sin superposiciones. El cementerio no se llegó, por tanto, a colmatar.
Las primeras tumbas del cementerio
aparecieron durante unas obras de cimentación en las eras de Santa Lucía en los
años veinte del siglo pasado. Antonio Floriano Cumbreño llegó al lugar cuando
ya habían sido excavadas las tumbas. Recogió la información que le dieron los
obreros, estudió el abundante ajuar encontrado (un total de 20 anillos y
sortijas, una placa de plata y cuentas de collar) y elaboró un informe para la
Academia de la Historia (A. Floriano 1926b). Poco después, tras conseguir el
permiso del propietario del solar, Rumesindo Lacasa, Floriano excavó 8 tumbas
más, con un ajuar menos rico, excavación de la que publicó una memoria
(Floriano 1926a). En el momento en el que se estaba imprimiendo la memoria
aparecieron 5 tumbas más, dos de ellas pertenecientes a niños de 5 a 10 años.
Estos últimos hallazgos no llegaron a publicarse.
En enero de 1953, en el desmonte de
la nueva variante de la carretera de Alcañiz (N-420a), que evitaba el trazado
sinuoso de la carretera original, se descubrieron 30 tumbas antes de que se
hiciera cargo del asunto Ángel Novella. Este excavó nueve sepulturas más en la
trasera de la casa Utrillas (fig. 9), en su mayoría orientadas NW-SE, como las
excavadas en 1926, pero más pobres, sin ajuar. El excavador piensa que se
trataba de tumbas de las familias más pobres de la comunidad (A. Novella,
1953).
En aquel año, Francisco Cantera y
José Mª Millás hicieron una visita al cementerio acompañados por Ángel Novella,
profesor de Dibujo, y otros, comprobando que no había aparecido ninguna piedra
sepulcral de interés, como afirma Cantera en una reseña de su visita publicada
en Sefarad (F. Cantera 1953:366).
En 1962, Purificación Atrián,
directora del museo de Teruel, recogió los materiales aparecidos durante las
obras de construcción del centro cultural de Ibercaja en la avenida de Alcañiz,
a la altura de la casa Utrillas, que sigue en pie y es testigo impasible de la
transformación urbana de su entorno. Estos materiales se conservan en el museo
de Teruel y son los conocidos ajuares, fechados en los siglos XIV-XV, que se
incluyeron en la exposición Memoria de Sefarad que organizó Acción Cultural
Española en Toledo en 2002 (J. Vicente y C. Escriche, 2002).
Purificación Atrián no hizo ningún
tipo de intervención arqueológica. Recientemente, tras el traslado del centro
cultural a un edificio histórico de Teruel, el edificio de Ibercaja en la
avenida de Alcañiz fue demolido para construir una residencia de ancianos de la
Fundación Rey Ardid e Ibercaja que, según mis noticias, tiene previsto
inaugurarse a finales de 2018. Carmen Escriche, del museo de Teruel, me informó
de que se hicieron excavaciones pero no apareció nada: la construcción del
edificio anterior de Ibercaja debió arrasar el yacimiento.
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