Desde tiempo inmemorial el hombre que habitaba este territorio ha sabido aprovecharse de un recurso natural a su alcance. Se trata de las cuevas practicadas en las muelas calizas que excavaron/erosionaron con los siglos los cauces de los ríos y barrancos.
Esta primitiva forma de habitación tenía muchas ventajas. Estaban próximas al cauce del río y permitían cazar animales a la espera. También facilitaban la pesca y el cultivo de huertos. Por otra parte estaban a pie llano y bien protegida de las alimañas. Otra ventaja era el ser isotermas al mantener una temperatura media anual aceptable al rigor del clima turolense.
Por estas y otras razones las cuevas se han seguido utilizando hasta nuestros días.
En otro capítulo de este blog pueden verse las de Villalba Baja, Tortajada... o las de las minas de Libros...
En la pasada guerra civil (36-39) de España las cuevas de Tortajada en el barranco del Estudio sirvieron de hospital militar. Estas cuevas en el rigor del invierno turolense de aquel año fueron providenciales y además, eran un refugio natural al abrigo de la artillería.
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