INTERIOR Y AFUERAS DE
LA POBLACIÓN
Comprende unas 1.200 casas de
buena fábrica, las cuales se distribuyen en dos grupos separados por el cauce
del Queiles, quedando en la ribera izquierda lo que propiamente se denomina la
Ciudad, y en la derecha lo que se conoce con el nombre de Arrabal. El primer
grupo forma una especie de anfiteatro por los diferentes altos y desigualdades
que presenta, figurando sus casas una irregular escalinata de vistosa
perspectiva. Se divide en calle alta y baja, según la diferente posición que
ocupa: la parte alta manifiesta en pequeño radio su antigua nobleza por los
viejos y estropeados palacios que la separan de la población moderna, por las
informes y colosales tapias que servían a la ciudad de fuerte y ornamento, y
por los vestigios del entonces inexpugnable reducto del Cinto, con la robusta
puerta enclavada ahora dentro de la población al extremo de la calle del conde,
la misma sin duda que algunos documentos apellidan de Ferraña. El círculo que
dichas murallas describen, señalan todavía
lo que eran en su recinto la antigua Tarazona. Al finar las calles de San Francisco y
Hospital, a la que dio nombre este establecimiento por haber existido en ella
hasta poco ha, se encuentran dos puentes que toman el nombre de las mencionadas
calles, siendo el del Hospital de piedra sillería de dos arcos, y el de san
Francisco de una sola, cuyos puentes levantados sobre el Queiles, sirven para
la comunicación de la ciudad con su arrabal. Este comprende la plaza de la
catedral con el edificio que le da nombre, la cual es grande y espaciosa, , y
en medio de ella se encuentra un surtidor que da abundante y exquisita agua; la
plaza de Toros, de que nos ocuparemos luego; la calle de San Antón que es
ancha y ventilada con los conventos de San
Joaquín y Santa Ana, y una fuente llamada de Milagro, de sencilla arquitectura,
pero de agua tan fresca que particularmente en las noches de verano, es el
paseo de toda clase de personas. Las casas tanto de la calle San Antón, como
las de la plaza de la Catedral son cómodas, ventiladas, muy capaces, algunas de
bastante mérito, y todas sumamente alegres por la circunstancia de tener muchas
de ellas jardines y fuentes. Todas las calles de Tarazona son bastante
limpias y están alumbradas por 73
faroles de reverbero, con los correspondientes serenos para cuidarlos y vigilar
por la noche. Cuenta esta ciudad con dos
escuelas de instrucción primaria elemental y una superior, con otras dos de
niñas: todas bien concurridas: de ellas las hay una de instrucción primaria elemental
y otra de niñas establecida por maestros particulares, sin más dotación que la
retribución de los discípulos: las otras se hallan dotadas por el ayuntamiento
y pagadas del presupuesto municipal. Existe además en el ramo de instrucción un
seminario conciliar agregado a la universidad de Huesca, en donde se enseña
gramática, filosofía y teología moral: sus rentas podían servir para establecer
en su lugar un instituto de segunda enseñanza, que proporcionara más ventajas a
la juventud y a la población. En la parte de beneficencia se encuentra un
Hospital sito situado antes en la calle de su nombre, y trasladado
después al antiguo convento de San Francisco, en donde los enfermos disfrutan
de la comodidad que proporcionan sus salas espaciosas, bien ventiladas y
alegres, y un hospicio o casa de misericordia, que ocupa el edificio que fue
colegio de jesuitas, en el cual son admitidos cuantos quieren acogerse. Una
junta se halla encarga de este establecimiento, y sus individuos con un celo
digno del mayor elogio, se esfuerzan por organizar el trabajo estableciendo
talleres para la elaboración de alpargatas y para tejer en fino mantelerías y
otras telas de igual clase, con cuyo producto conseguiría la junta su objetivo
de que el establecimiento se sustentara por si solo; pero como está también en
él la inclusa, el gasto de ésta absorbe cuantas entradas tiene por otros lados,
resultando en sus gastos un déficit que tiene que incluirse en el presupuesto
provincial. Dos son los edificios destinados al recreo y diversión que se
encuentran en la ciudad: el primero es un teatro de antigua construcción,
aunque reformado luego en su interior, del cual sólo se hace uso en el mes de agosto con motivo de celebrarse el 28
con toda pompa y solemnidad posible la festividad en conmemoración de la
entrada de una reliquia de San Atilano obispo, natural de dicha ciudad; y el
segundo es una plaza de Toros construida en 1792 por varios particulares, de
quienes y del hospital son las 24 casas que
la componen, todas enteramente iguales en lo interior y exterior. Está situada
en el arrabal, es de figura ochavada y pequeña, circunstancia que perjudica para usar del privilegio que tiene concedido
el hospital de dar corridas; consta de tres pisos, y todos ellos con buenos
balcones de hierro que le hermosean. Notables son los dos palacios que encierra
Tarazona: el de Parcent y el Episcopal, ambos muy recomendables por su
particular construcción, especialmente el segundo, que cuenta con una remota antigüedad.
Fabulosas tradiciones lo denominan Alcázar de Hércules. Fue azuda entre los árabes,
y más tarde palacio de los monarcas de Aragón, quienes lo cedieron en 1312 a
Esteban de Roda, vecino de Tauste en premio de grandes servicios: luego asó por
compra a García de Loriz, gobernador de Valencia, cuya esposa Guillelma lo
ocupaba durante la guerra con Castilla, y por patrimonio de su hija a Jordán Pérez
de Urries, gobernador de Aragón…. ( fragmento del Madoz 1845-50)
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