Tras la Guerra Civil (36-39)
España vivió un periodo largo de autarquía y pobreza. Fueron momentos buenos
para la compra de objetos de arte religiosos a buen precio. Todavía se
acrecienta el sentimiento de pérdida de patrimonio al saber que este tráfico
(escandaloso) no estaba ni vigilado ni controlado. El punto de máximo estupor llegó
con Erik el Belga y el saqueo de la catedral de Roda de Isábena en Huesca.
Esta primera tabla de la Virgen
de la leche es del siglo XIV y procede de la catedral de Albarracín. Se vendió
a algún coleccionista y ahora está en el Museo Nacional de Arte de Cataluña
(MNAC).
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De la misma forma esta tabla forma parte de un retablo que vendieron, por pura necesidad, las monjas de Rubielos de Mora. También está ahora en el MNAC de Barcelona. En la tabla se representa a Santa Ana, madre de la Virgen María, a la propia Virgen María y a su hijo Jesús. Esta representación es conocida como: LA SANTA GENERACIÓN.
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Los retablos tienen función pedagógica. En las religiones del "Libro", la Verdad es revelada y trasmitida por los apóstoles a los demás hombres. Está función permanente de apostolado ha hecho que la confección de catecismos sea una tarea delicada por su síntesis y rigor. Pocas personas han sido capaces de elaborara un librito tan escueto como un catecismo, que haya sido aprobado por la jerarquía y que haya perdurado en el tiempo. En Teruel hemos tenido dos de esas personas: el jesuita Jerónimo Martínez de Ripalda de Teruel capital y el santo Joaquín Royo, de Hinojosa de Jarque. El segundo de los catecismos lo escribió el de Hinojosa en chino, lo cual constituye un hito en la superación personal de este hombre que consagró toda su vida a Dios..
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En la comunión (común unión) se "come" el cuerpo y la sangre de Jesucristo, razón por la cual, los guardias del mandarín chino preguntaban a Joaquín, con tanta vehemencia, si los cristianos comían niños.
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