Se ha inaugurado en el turolense barrio de San Julián (con concejal y prensa de por medio), la colocación en las fachadas de las calles de una serie de azulejos que recogen "coplas" populares turolenses. Lo que opinamos del asunto lo diremos en otra ocasión, en ésta, queremos reparar en la letra que recoge la primera fotografía. Es ésta, una jota que hace referencia a un suceso bélico ocurrido en Teruel el día, 4 de agosto de 1874. Se trata del segundo ataque, en un mismo verano, a la ciudad liberal por las tropas del general Marco de Bello. La ciudad estuvo defendida por Jacinto de Santa Pau (Gobernador Militar) y por el pueblo turolense entre el que se encontraba el comandante Pruneda. El hecho tuvo hondo eco a nivel nacional y prueba de ello son: los grabados del asalto, que todavía se venden, y el intento a día de hoy de revitalizar dicha fecha por algunas fuerzas políticas locales, aunque minoritarias.
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Una parte importante de los combates se desarrolló entre los corrales de Roquillo y la puerta de Zaragoza. En el grabado, las tropas carlistas atacan la ciudad por los Arcos.
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Grabados de dos fortalezas turolenses atacadas por los carlistas en 1874.
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Bandera de la Primera República Española y bandera que defendió Pruneda. Gallego y republicano, luchó contra la monarquía con la pluma y con las armas. La figura que perfiló en su romántica vida se desliza, entre la lealtad a sus ideales y la honradez, sin ambages. Nos dejó un hijo, Pedro, de enorme formación cultural.
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Manuel Marco y Rodrigo (Marco de Bello) fracasó ante los muros de Teruel. El libro de José María de Jaime Lorén es lo mejor que se ha escrito sobre este personaje turolense. Francisco Marco y Catalán (El Cardenal de Bello), es otro personaje importantísimo en la historia turolense.
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Jacinto Santa Pau hizo una defensa numantina de la ciudad más liberal de España (Teruel), después de Cádiz. Teruel fue en el XIX un oasis liberal rodeado de carlismo por todas partes. El precio que la provincia pagó con ocasión de las Guerras Carlistas fue enorme. Hoy, todos los partidos de izquierdas se consideran herederos del liberalismo decimonónico, pero el liberalismo político todavía está vivo, si no que se le pregunten a Federico Jiménez Losantos y Pizarro. No es de extrañar que la más alta representación del liberalismo español, hoy día, sea turolense.
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