Tiene mil rincones y esquinas, una ciudad:
Al turista que nos visita se le aconseja el sosiego, la
ciudad es pequeña, abarcable y podrá llegar a un buen conocimiento de todo su
contenido.
Mil ventanas
escusas para retratarla:
Alejados de los monumentos más típicos, el curioso
encontrara motivos para dar rienda suelta a su imaginación. Una ciudad medieval,
después destruida y levantada sobre sus cenizas, ofrece numerosos puntos de
contraste, lo nuevo y lo viejo, lo antiguo y lo moderno.
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Una ciudad esconde, tras sus fachadas, un mundo de
sonidos y de miradas:
Sin embargo, habrá que buscar también aquellos espacios de
su interior que guardan, milagrosamente, tesoros increíbles. Museos, conventos,
iglesias, mausoleos… son las conchas de nácar donde reside lo esencial de
nuestra cultura.
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Los pasos por las
calles van repicando y el eco, al subir a las torres va dibujando, en verde
espuma, un sueño de mareas siempre oportunas:
La de las cuarenta torres, la ciudad fortaleza pensada por
los reyes de Aragón de base y fundamento para la conquista de Valencia. En
Teruel el viajero puede deleitarse contemplando magníficas torres en románico
de ladrillo y en estilo gótico mudéjar.
Desde las torres,
si miras a levante, verás velas de barcos tras la arboleda:
Desde la ciudad ya se intuye el mar. Somos barbacana de la
fortaleza de Castilla que mira, ya muy próxima, a levante.
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Tabacalera
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Antonio Bisquert.
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Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón
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Techumbre de la catedral de Teruel.
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