LA CRISIS Y EL
SISTEMA SOCIALDEMÓCRATA
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Una
sociedad moderna, justa y participativa, a imitación del modelo sueco,
ofrece, además de un sistema de convivencia democrático, el llamado “Estado de
Bienestar” en el que el ciudadano tiene cubiertas las necesidades básicas:
educación, sanidad y pensiones. El sistema socialdemócrata funciona como
redistribuidor de la renta. El Estado, con este modelo de economía social,
primero recauda dinero y después lo redistribuye en servicios. El sistema ha
funcionado medianamente bien cuando el flujo de dinero ha llegado con
puntualidad a las arcas de la Hacienda Pública. Pero, cuando la economía del
Estado entra en crisis la socialdemocracia deja de funcionar correctamente y
los servicios públicos dejan de ser eficientes. El paro no es una consecuencia,
sino la causa del colapso del sistema. No todos los países socialdemócratas del
mundo obtienen los recursos de la misma manera. Los hay como Suecia, Noruega…
cuyas arcas públicas se nutren básicamente de la exportación de recursos
naturales (petróleo, carbón, madera, minerales, pesca, carne, etc.). Los hay de
pobres recursos naturales (España) que tiene que obtener su financiación de los
impuestos sobre el trabajo, el consumo y las rentas del capital. Y están, en
tercer lugar, países pequeños que funcionan como paraísos fiscales. Cuando la
economía se hace global y la industria
se descoloca, los problemas se amontonan. Si el país no ha invertido lo
suficiente en investigación los problemas son aún mayores. Es el caso de
España. Nuestras arcas públicas se nutren del IRPF y del consumo pero, como eso
no es suficiente y no lo es desde que salimos de la autarquía (1951),
necesitamos recurrir al préstamo. Estamos cansados de oír en la prensa, cada
día, hablar de las subastas del “Tesoro” y de la “Prima de Riesgo” como si eso
fuera algo que no va con nosotros. España, para mantener su Estado de Bienestar
(sistema socialdemócrata a toda máquina), necesita del orden de los cien mil
millones de euros anuales (más o menos). Pero el dinero que se pide prestado
hay que devolverlo y si se ha pedido mucho habrá que devolver mucho y muchos
intereses. Compramos además piso, coche, apartamento… viajamos, compramos
regalos y acudimos a fiestas y a eso le llamamos “nivel de vida”.
Una
vez consumado el desastre toca tomar medidas pues nuestra economía y nuestro
futuro está en serio trace de colapso. Europa no nos ayudará si nosotros no
modificamos nuestra conducta. Se nos pide para empezar tres cosas: pinchar la
burbuja inmobiliaria, pinchar la burbuja financiera y pinchar la
burbuja de las Administraciones Públicas. Pero esto, por si mismo no es
suficiente para salir de la crisis, es necesario poner de nuevo la economía a
funcionar, evitar la deslocalización de empresas y crear nuevos yacimientos de
empleo en base a la investigación. Cuando al final vuelvan a fluir rentas al
Estado volverá a funcional la socialdemocracia y el Gobierno a contratar
trabajadores. Por todo esto es por lo que el Estado se está desprendiendo de
trabajadores, aunque sean muy buenos. Se trata de un reajuste que puede durar
mucho tiempo aunque los síntomas de recuperación sean, aparentemente, buenos. La Hacienda Pública puede llegar a un equilibrio entre ingresos y gastos y presentar unas
cuentas medianamente decentes, sin embargo, la producción real de bienes de
consumo seguir estancada. La situación de España sería todavía mucho peor si se
hubiera deslocalizado la industria automovilística.
Vemos
en el Diario de Teruel el caso de una persona trabajadora y bien preparada para
desempeñar su puesto en la administración educativa. Para él es un drama esta
situación y estamos seguros que no tuvo ninguna culpa en que el sistema entrara
en crisis, todo lo contrario, cumplió con creces. Pero el cuerpo social no es
un mecanismo: ni responsable, ni perfecto. La cantidad de agravios comparativos
que puede encontrar David, es infinito, sin embargo, así es nuestro sistema y él
sabrá superar las dificultades con facilidad. Desde aquí le mandamos ánimos con
la seguridad de que una persona, como es él, bien preparada, tendrá serenidad
de ánimo y un futuro prometedor.
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