CANTAVIEJA
Y EL CARLISMO
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Decir
Cantavieja equivale a decir Carlismo. Bueno, ahora ya no tanto, pues este
movimiento político está prácticamente liquidado. El Carlismo, que tuvo en sus
comienzos a una personalidad turolense tan destacada como Tadeo Calomarde, es
un movimiento contrarrevolucionario que pretendía mantener en el poder a la vieja
estructura de la monarquía absoluta. El lema era: Dios Patria y Rey. La canción
dice: Por Dios por la Patria y el Rey/ lucharon nuestros padres/ por Dios por
la Patria y el Rey/ lucharemos nosotros también. Muchas veces se
simplificaba con la expresión: Trono y
Altar. En algunas ocasiones se le ha tildado de “movimiento romántico” sin
embargo no lo es en absoluto, todo lo contrario, el Carlismo lucha contra este
movimiento enunciado por el alemán Johann
Wolfgang von Goethe. Si que es consecuente con la doctrina romántica
el liberalismo. Liberalismo y Carlismo fueron enemigos acérrimos durante todo el
siglo XIX. Pero mientras el Carlismo se ha agotado en sí mismo y no hay posibilidad
de resurrección: se alineó con la dictadura de Franco. El liberalismo, todavía,
mantiene cierto tono vital. Éste, impregnó casi todas las políticas del siglo
XIX en España, empezando con las famosas DESAMORTIZACIONES, la enseñanza universal y gratuita, el servicio militar mediante levas de la población en general (los ricos se libraban mediante el pago de un suplente) etc., etc.,. Así pues, despejado
el fantasma de la reacción absolutista, que con tanta saña utilizó Fernando VII
y la Iglesia. Dos caminos quedan hoy día por transitar. Uno es el Liberalismo
que ha engendrado diversos partidos políticos y otro el Socialismo. El
Socialismo como doctrina ampara y hace suyas las siguientes corrientes de opinión:
Socialdemócrata (PSOE), Anarquismo (CNT), Comunismo (PCE), Trosquismo (varios:
Izquierda Anticapitalista, Izquierda Comunista de España, Liga Comunista
revolucionaria, etc.) y finalmente el Populismo (Hugo Chávez, Pablo Iglesias,
Tsipras, etc.)
En Cantavieja
dejó una fuerte impronta la doctrina Carlista y luego un pensamiento
conservador ligado, quizás, al agrarismo. Por ello, no es difícil encontrar señales
de ese pensamiento conservador como, así lo muestra, esa placa de una calle dedicada a Calvo Sotelo.
Pero en general, esto no crea inquietud, pues obedece más a una pereza mental y
una tendencia a la cadencia pausada en los cambios que a otra cosa.
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