LA
EUROPA DE LOS MERCADERES
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Después de que Magallanes y Elcano realizaran la
primera circunnavegación a nuestro planeta, los europeos se lanzaron a su
conquista y colonización. Pero sobre todo, a explotar esa inmensa cantidad de
materias primas que florecían a su alcance y que podían acaparar sin tasa.
Europa se enriqueció y aún, todavía, conserva las mejores joyas de la arqueología
mundial en sus museos. El llamado tercer mundo apenas ha reaccionado a este
expolio y muchos de sus habitantes recorren a pie o en “patera” miles de kilómetro
buscando ese futuro que se les hurtó y que en justicia les pertenece.
Cuando las
colonias inglesas en América del norte proclaman su independencia del Reino Unido de la Gran
Bretaña e Irlanda del Norte, en el año 1776, no se produce un corte radical
entre la metrópoli y el nuevo estado. Es natural y lógico que las conductas
aprendidas y desarrolladas durante cientos de años, no perezcan por el mero
hecho de la segregación. Efectivamente, los colonos, ahora ciudadanos libres, siguen
las pautas comerciales de la vieja metrópoli y continúan con la misma política
colonial que los ingleses. Tal es así que se asegura que EEUU alcanza su
verdadero sentido de la independencia en la lucha contra los piratas otomanos
en el mediterráneo. Aquí, en el llamado Mare Nostrum, desarrolla el nuevo
estado, desde finales del siglo XVIII, una encarnizada lucha en defensa de sus
barcos y de su comercio. En tal lucha aparece más viva que en cualquier otra circunstancia
el sentido de Estado. Ya no será tal o cual colonia (Filadelfia, Nueva York…)
la que ejecute y se lleve la gloria de la lucha y victoria, sino que serán ya
definitivamente, los EEUU de América como cuerpo de una nación soberana los
protagonistas de la historia.
Desde finales
del siglo XVIII han ejercido los EEUU un protagonismo singular en está área
geográfica y en todo el oriente próximo. Y es a mediados del siglo XIX, en unión
con el Reino Unido y con Francia, cuando se pone fin a la primacía de los
otomanos en el mediterráneo. Francia se quedará con Argelia entre 1870 y 1847
incorporando esta nación a su imperio colonial. El Reino Unido obtiene, también,
en oriente próximo un suculento botín colonial.
La evolución
del los imperios coloniales y el papel de las metrópolis se ha administrado con
decidida sagacidad por parte de Europa, convertida ésta, en un club de comerciantes,
antes que en cualquier otra razón política o social.
En los últimos
tiempos hemos visto como en el tablero de las guerras, los EEUU han puesto los
muertos (operación Tormenta del Desierto) y los europeos la venta clandestina
de armas. La cosa legó a tal grado de egoísmo que EEUU llegó a espiar a los gobiernos europeos (sus aliados). De tal hecho, saltó a la prensa un sonoro escándalo.
En el actual
conflicto de Oriente Medio, “Estado Islámico” mediante, las tropas de los
Marines Americanos no han puesto pie en territorio de guerra. El resultado ha
sido catastrófico y la desestructuración en los territorios de Siria e Irak (tras la retirada americana) tremendos. Como estamos en una aldea global, los niños sirios de la foto, que
aquí ponemos, pueden visionar la felicidad del paraíso europeo, en Internet. Las
ONGS llevan en su equipo básico baterías con que cargar los móviles de los
refugiados. De tal forma que, cuando el ciudadano encuentra inviable seguir
viviendo en su tierra, opta por el éxodo. El mejor sitio a donde ir es a la dulce
Europa. Los países europeos tienen y deben recoger a los refugiados porque son fruto de su acción
política y de su egoísmo consumado.
Un militar de
alta graduación español en una tertulia televisiva incidía en el tema: “pero ¿quién pone los muertos?”.
Efectivamente, si no quieres intervenir en un conflicto del que eres en parte
muy, pero... que muy responsable, deberás aceptar los refugiados que no has sabido defender in
situ, en su tierra. Porque, los países desarrollados, temen enfrentarse a la opinión
pública cuando a los aeropuertos llegan los ataúdes de los soldados muertos en
guerras lejanas. Es verdad, Europa durante siglos creció con el comercio (esplotación y expolio) de las
colonias. Esto tiene un precio que ahora vemos de forma palpable.
Deberán
cambiarse las reglas de juego, la estrategia de dominio y explotación, de lo
contrario, el éxodo de millones de personas será asfixiante para el viejo
continente.
La
globalización ha introducido un nuevo factor en la política: la inmediatez. Los
problemas crecen de un día para otro a golpe de telediario. Ningún país del
mundo está ya lo suficientemente lejano para que sus acciones o sus omisiones
no nos afecten.
Una mujer con burca,
culturalmente en la Edad Media europea, puede llamar al timbre de tu casa esta
tarde pidiendo ayuda o solidaridad.
Es lo que hay. Cambiarlo es nuestro reto.
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Europa es el paraíso.
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Viven en la Edad Media.
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La media luna estará
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siempre presente.
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Mientras, la mujer sigue sojuzgada.
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