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BULTOS Y MALETAS SL
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Massie Obiang,
primogénito de la tribu, había nacido en Acó Acam de la provincia de Wele-Nazas
en las antigua colonia española de Guinea Ecuatorial. Nació durante la
colonización española y después había vivido bajo el yugo férreo de Macías
Nguema. Harto de Teodoro y deseoso de conocer mundo decidió emigrar a España,
país del que había oído hablar maravillas en numerosas ocasiones. Caminó día y
noche hasta las costas marroquíes en las que cayó en una red de tráfico de
emigrantes. Una noche de luna llena lo montaron en una patera y lo lanzaron mar
adentro sin rumbo. No os preocupéis, les dijeron, la Cruz Roja Española os
recogerá. Tuvo mucha suerte de no morir ahogado y después, una vez en España,
la misma red mafiosa le hizo trabajar sin descanso día y noche.
En el Rokelín
de la avenida de Sanz Gadea, donde paraba a descansar con sus bultos, se le conocía
simplemente con el apelativo de “Pepe”. Muy apreciado entre la clientela empezó
a pagar su deuda con los mafiosos y a mandar algo de dinero a sus familiares de
Guinea.
Habían llegado
los saldos de septiembre en la Ciudad de los Amantes cuando Pepe, de nuevo, tomó un bulto de ropa anudado a las
espaldas y dos maletas en las manos llenas de las más diversas baratijas y
se puso a venden, entrando en los bares o subiendo a los pisos donde ya tenía
alguna clientela hecha. Las cosas le iban muy bien. Por ello, acabada la
campaña y rematado el genero, se dispuso a escribir una carta a sus familiares,
al mismo tiempo que aprovechaba la ocasión para mandarles algo de dinero.
En su país
natal había gente que todavía mantenía rudimentos de la lengua española del
tiempo de la colonización. Sus padres eran analfabetos y carecían de todo tipo
de formación. Por ello, al recibir la misiva acudieron a un viejo conocido que
había trabajado en la administración española hacía ya, mucho tiempo, demasiado
tiempo.
El viejo
funcionario empezó a leer la carta en voz alta delante de sus padres. Apreciados
padres, decía: “Espero que al recibo de esta os encontréis bien, yo también
gracias a Alá”. Luego, tras el saludo
protocolario el viejo funcionario empezó a perder el hilo de los
acontecimientos y a traducir a voleo lo que la carta decía en aquel español no
demasiado correcto. Trabajo mucho, continuó leyendo, todo gracias a que llevo un bulto en las espaldas y ando con
dos muletas en las manos. La madre al oír estas palabras rompió a llorar y
a lamentar la suerte de su hijo. ¡Ay que desgracia tan grande! ¡Pobre hijo mío! ¡Tan joven y tan
desgraciado! ¿Quién le ha destrozado la espalda y las piernas a mi hijo?
Los padres
decidieron mandar a su segundo hijo a España para ayudar al hermano en tan
graves circunstancias. Así fue como Massa Obiang tomó el camino de su hermano
con idéntico rumbo y circunstancias.
Ni Massie ni
Massa piensan en volver a su patria y ahora, ambos, trabajan en la empresa de su propiedad: BULTOS Y MALETAS SL.
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Dibujos tomados del folleto publicitario.
Organiza: Centro Comercial Abierto. acesTeruel y asempaz.
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