EL DESARROLLO TURÍSTICO DE LA PROVINCIA
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Si clasificáramos
a las provincias y regiones españolas por su singularidad de cara a una posible
independencia. Desde luego la provincia de Teruel resultaría ser una de las más
singulares de España. Una vez sentada esta base y reconocida por todos, se aprestaría rauda a pedir su
independencia del resto de las del Estado Español.
Teruel es tan singular que
fue la última capital de provincia española a la que llegó el beneficio del
ferrocarril, fue en el año 1901. También fue la última provincia española a la que llegó una autovía,
la Mudéjar (siglo XXI), la única que tenemos. Pero en otros aspectos fuimos más
agraciados pues nos “tocó”, durante el siglo XIX, padecer las tres guerras carlistas.
En el siglo XX fuimos agraciados con una guerra civil que dejó aquí la segunda
batalla en número de muertos de toda la contienda, 35.000 cadáveres y 15.000
desparecidos. El 75% de los edificios (3 de cada cuatro) resultaron destruidos en la capital y, toda la parte oriental de la provincia fue arrasada por las columnas
anarcosindicalistas. Acabada la guerra la cosa no fue a mejor y en la década de
los 60 y los 70 del siglo pasado, más de 90.000 (noventa mil) turolenses
tuvieron que emigrar de su tierra. Solos y abandonados, debimos hacer frente a
nuestro futuro, pues el Estado no reparó ni repara el daño más importante que ocasionó el
siglo XIX a nuestra provincia cual fue
la destrucción de nuestro tejido industrial basado en la lana y su
manufacturación. De todo ello queda recuerdo en la Ruta de la Lana y algún
museo sobre el textil. Poca cosa. Por
ello, cuando se habla de singularidad, podemos decirle con toda contundencia a Arturo Mas: ¡¡Tú que sabrás!!
Por todo ello,
el aviso de la construcción y puesta en funcionamiento de alguna actividad económica
en nuestra provincia nos llena de gozo.
Esta del Mas de Cebrián, es bienvenida
y es el último eslabón de una cadena que comenzó a finales del siglo XIX muy tímida
y tenuemente. Entonces no se les llamaba turistas, sino viajeros. Era bien
cierto que los que hasta aquí llegaban a curiosear eran una minoría y siempre
por algún interés cultural o histórico. Recuérdese, por ejemplo, a Pío Baroja
en su libro La nave de los locos.
Para dar una pincelada de color, colocamos estos dos ejemplares, el de la guía de 1887 y este otro más publicitario del Mas de
Cebrián. Así pues, el lector vera que para que se produzca tan radical cambio han
tenido que pasar 128 años, nada más y
nada menos.
¡Ciertamente!, en el tema del turismo acaparamos la mayor
singularidad de todo el Estado, aunque también juega en nuestra contra el tener
dos paradores nacionales de turismo (Alcañiz y Teruel). Pero viendo el Estado,
que podíamos perder la primacía en cuanto a la singularidad en este importante
campo de la economía nacional, a punto estuvo de cerrar los dos paradores.
Bueno, finalmente y sentadas las bases de nuestra singularidad, advertimos rápidamente de que todavía no hemos
estado en el Mas de Cebrián, pero que no ha de pasar mucho tiempo para que
acudamos por cualquier motivo a visitar tan singular instalación hotelera. Y que,
a poco que sea fiel a la publicidad ofertada ha de ser un magnífico
establecimiento nuevo orgullo de nuestra provincia. Amen.
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