TIEMPO DURO DE INVIERNO
*
Pasado Reyes las cosas vuelven a su
normalidad. Una normalidad afectada por la presencia del invierno con todas sus
consecuencias. Como es costumbre desde la época en que aquí se practicaban las
religiones animistas, las hogueras y los tambores son las protagonistas. La
tierra está fría, helada… muerta. Parece que ha llegado el fin del mundo. Por
esta razón es preciso despertar a la tierra, volverla a la vida calentándola y llamándola
desesperadamente golpe a golpe. El calor de la hoguera y el golpe de los palos
y de los pies contra el suelo la despertarán. El rito es inequívoco y el rito
se cumple siempre. Para marzo, con la llegada de la primavera, la tierra
volverá a brotar y los arboles a la vida. Las flores anunciarán que hay vida y
que hay cosecha. Hasta los romanos el año comenzaba con los idus de marzo.
Pero, enero y febrero son meses
terribles. Así lo pronostica Mariano Castillo en su célebre Calendario
Zaragozano:
Enero: “Será anubarrado y revuelto,
pero no en demasía, al principio; al mediar, con vientos del NE., fríos y
secos, aumentarán las escarchas y heladas, aunque también habrá días apacibles
y de bastante mejor temple. Al ir finalizando, volverán a moverse con violencia
los vientos del NO., empezando el temporal con bastante destemple, por lo que
se volverán a producir recias escarchas y heladas. Tiempo duro de invierno.”
**
*