LAUS SPANIAE
(Alabanza de España)
San Isidoro de Sevilla
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De todas las tierras, cuantas hay en Occidente hasta
la India, tú eres la más hermosa, oh sacra España, madre siempre feliz de príncipes
y de pueblos. Bien se te puede llamar reina de todas las provincias…; tú, honor
y ornamento del mundo, la más ilustre porción de la tierra, en quien la
gloriosa fecundidad de la raza goda se recrea y florece. Natura se mostró
pródiga en enriquecerte; tú exuberante en frutas, hechizada de vides, alegre en
mieses…; tú abundas de todo, asentada deliciosamente en los climas del mundo,
ni tostada por los ardores del sol, ni arrecida por glacial inclemencia… Tú
vences a Alfeo en caballos, y a Clitumno en ganados; no envidias ni los sotos y
los pastos de Etruria, ni los bosques de Arcadia… Rica también en hijos,
produces los príncipes imperantes, a la vez que la púrpura y las piedras
preciosas para adornarlos. Con razón te codició Roma, cabeza de las gentes, y
aunque te desposó la vencedora fortaleza Romúlea, después el florentísimo
pueblo godo, tras victoriosas peregrinaciones por otras partes del orbe, a ti amó,
a ti raptó, y te goza ahora con segura felicidad, entre la pompa regia y el Fausto
del imperio.
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San Isidoro de Sevilla
(Tomado de Biografías y Vidas)
(Cartagena, hacia 556 - Sevilla, 636) Obispo, teólogo y erudito de la España visigoda, elevado a la santidad por la Iglesia Católica y proclamado, más tarde, Doctor Universal de la Iglesia. Su padre, llamado Severiano, pertenecía a un familia hispano-romana de elevado rango social; su madre, en cambio, era de origen visigodo y, según parece, estaba lejanamente emparentada con la realeza.
Se formó con lecturas de Agustín de Hipona y San
Gregorio Magno; estudió en la escuela Catedralicia de Sevilla, donde aprendió
latín, griego y hebreo. Al morir su hermano Leandro, arzobispo de Sevilla, lo
sucedió en el gobierno de la diócesis, y su episcopado duró 37 años (599-636).
Vivió en una época de transición entre la decadencia de la Edad Antigua y del
mundo romano, y el nacimiento de la Edad Media y de las nuevas nacionalidades
de influencias germanas.
En ese contexto, se propuso recomponer las debilitadas
estructuras culturales de España, y desplegó todos sus recursos pedagógicos
para contrarrestar la creciente influencia de las culturas consideradas
bárbaras. Propició el desarrollo de las artes liberales, del derecho y de las
ciencias, y en el Cuarto Concilio Nacional de Toledo, iniciado el 5 de
diciembre del 633, estableció las bases de un decreto que impuso una política
educativa obligatoria para todos los obispos del reino.
Isidoro de Sevilla fue un escritor muy prolífico y un
infatigable compilador y recopilador. Compuso numerosos trabajos históricos y
litúrgicos, tratados de astronomía y geografía, diálogos, enciclopedias,
biografías de personas ilustres, textos teológicos y eclesiásticos, ensayos
valorativos sobre el Antiguo y Nuevo Testamento, y un diccionario de sinónimos.
Su obra más conocida es Etimología (hacia 634),
monumental enciclopedia que refleja la evolución del conocimiento desde la
antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII. Este texto, también llamado
Orígenes y dividido en veinte libros, tuvo enorme influencia en las
instituciones educativas del Medioevo y fue impreso diez veces entre 1470 y
1529. Casi un siglo después de su muerte fue declarado Doctor de la Iglesia por
el papa Inocencio XIII.
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