El Cuerpo de Seguridad y Asalto fue un cuerpo policial español creado el 30 de enero de 1932 durante la Segunda República con el objetivo de disponer de una fuerza policial para el mantenimiento del orden público fiel a la República. Constituyeron la élite de las fuerzas de seguridad de la Segunda República.
LA GUARDIA DE ASALTO
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Por haber tenido una existencia muy
efímera, muy poca gente conoce la existencia de un cuerpo policial que creó la
II República Española con el nombre de Cuerpo de Seguridad y Asalto, más comúnmente: GUARDIA DE ASALTO. Yo conocía su existencia
porque mi padre fue uno de los primeros integrantes de este cuerpo. El siempre
comentaba que, el nacimiento de este cuerpo, se produjo porque en Madrid se
quemaban iglesias y conventos… Lo cierto
es que su primer destino fue Madrid y su primera salida a Barcelona. A
Barcelona fue llevada la Guardia de Asalto para
tratar de poner fin a la lucha callejera entre comunistas y anarquistas (más troskistas del POUM) en mayo de 1937. De Barcelona lo enviaron a Teruel en diciembre de 1837 pues,
como todo el mundo sabe, el 15 de este mes comenzó la batalla de Teruel. Además, siendo él natural de Tortajada conocía bien el terreno y le encomendaron, en
algún momento, la guardia de La Pasionaria. Terminada la guerra y al no tener
delitos de sangre ingresó en la Guardia Civil. Cuenta la anécdota de que una vez
le tocó pelotón de fusilamiento, pero un compañero le pidió que le dejara el
puesto, pues se trataba de un “vendetta” y quería fusilarlo él. Así que, mi
padre respiró aliviado y se quitó el “marrón”. Como puede verse en este caso,
la “permeabilidad” para pasar de los rojos a los nacionales existía. La causa insuperable
que detenía cualquier proceso de integración era haber tenido DELITOS DE
SANGRE.
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¿Quién y por qué se creó la Guardia de Asalto en la II República?
Por
Juan Sanchis
La II República
comenzó con graves problemas de orden público como huelgas o quema de iglesias.
Para dar respuesta, el Gobierno se planteó la creación de una policía preparada
para intervenir en la ciudad y no utilizar así la Guardia Civil, más apropiada
para las zonas agrarias. Fue la Guardia de Asalto, germen de la futura Policía
Nacional que nació tras la Guerra Civil con la denominación de Policía Armada.
El encargado de
crear el nuevo cuerpo fue Miguel Maura, entonces ministro de Gobernación del
primer gobierno de la República previo a la aprobación de la Constitución de
1931. Según él mismo cuenta en sus memorias ‘Así cayó Alfonso XIII…‘, los
sucesos del 11 y 12 de mayor de 1931 (la quema de iglesias y conventos) hizo
evidente la imposibilidad de guardar el orden público con la Guardia Civil.
Los guardias
civiles no tenían el armamento adecuado. Sólo contaban con un fusil mauser. Su
uniforme, su rígida disciplina les hacía difícil adaptarse a la lucha callejera
por lo que cada vez que se les ocurrió intervenir el número de bajas era muy
elevado. Aplicaban el reglamento: tres tiros de atención y a partir de ahí
fuego a discreción. Las carnicerías eran frecuentes.
Ante ello, Maura
junto a Antonio Galarza plantearon la creación de un cuerpo de policía armada
al que desde el principio se le acordó llamar Guardia de Asalto. El encargado
de organizarla fue el teniente coronel Muñoz Grandes, que siguió a su frente
hasta 1935, una década después mandaría la División Azul y luego sería ministro
de la Guerra durante la dictadura.
En menos de tres
meses la estructura del nuevo cuerpo estaba listo. Una tropa uniformada,
seleccionada y disciplinada. Su reglamento era muy rígido, no sólo en
cuestiones de disciplina, sino también en las condiciones requeridas para el
ingreso. Algunos de estos requisitos recuerdan a los demandados para cuerpos
paramilitares comunes en la época en otros países europeos.
Así, el guardia
de asalto tenía que medir al menos un metro y ochenta centímetros con una
constitución física “excepcional”, en palabras de Maura. El candidato con la
menor tara física “era rechazado sin piedad”. Su entrenamiento era intensivo.
La organización de cuarteles, uniformes, armamento, material rodado y demás fue
improvisada. Maura no tiene más que palabras de alabanza para la tarea de Muñoz
Grandes, quien apenas unos años después dio un giro ideológico llamativo. En
este sentido, hay quien le reprocha su tardanza a unirse al alzamiento del 18
de julio de 1936.
El resultado fue
que la labor de creación se inició a fines de mayo y el 14 de octubre el cuerpo
contaba ya con 800 miembros preparados para la acción, armados con porras y
pistolas como armamento normal con material móvil que permitía acudir con
rapidez a los puntos en los que se presentara una crisis.
Durante el golpe
de estado su fidelidad y actuación fue fundamental en muchos sitios para que
fracasase. No obstante, la Guardia de Asalto fue fusionado, por decreto del 27
de diciembre de 1936 con la Guardia Nacional Republicana para formar el nuevo
Cuerpo de Seguridad Interior, aunque éste siguió manteniendo unas unidades de
asalto y vanguardia que actuaron en operaciones militares.
Durante el
alzamiento militar, el bloque de la Guardia de Asalto permaneció fiel al
Gobierno de la República aunque guarniciones como las de Zaragoza y Valladolid,
donde triunfó el golpe, también se sublevaron.
Mientras duró la
guerra, estos guardia se distinguieron como una infantería fiable a la que la
República siempre confiaba operaciones delicadas, como la supresión de los
sucesos de Barcelona de mayo de 1937 (la purga de los anarquistas y
trostkistas) o la toma de Belchite. Con el tiempo se convirtió en la élite del
nuevo ejército republicano.
El golpe de gracia fue contemporáneo al final de la guerra. Franco disolvió el Cuerpo de Seguridad Interior en marzo de de 1940. Al mismo tiempo hizo desaparecer el Cuerpo de Carabineros integrándolo en la Guardia Civil. Los pocos miembros de la Guardia de Asalto que superaron los expedientes de depuración se integraron en la recién creada Policía Armada.