LA LIBERTAD
La “libertad de pensamiento” no tiene
límites más allá de los que queramos imponerle nosotros mismos. “No consentirás
pensamientos” se establece en los Diez Mandamientos. Y, esta libertad (casi) absoluta
para dejar a nuestra mente el camino expedito a cualquier elucubración es el
que ha creado verdaderos problemas al género humano. El aragonés Miguel Server
puso en el candelero una nueva versión de la libertad, se trata de la “libertad
de conciencia”, tan en boga hoy en día. Por ella pagó con su vida y por ella se
le considera su pionero o precursor a nivel universal. Más modernamente,
coincidiendo con el desarrollo de los movimientos sociales en los siglos XVIII
y XIX se pone en boga el concepto de “libertad de expresión” al que alude Pruneda
desde Teruel.
En esencia, el poder o las fuerzas del poder político o moral, no pueden controlar nuestro pensamiento, pero sí pueden controlar la expresión de nuestro pensamiento (por escrito o por los medios audiovisuales). Hace pocos días hemos visto como al más poderoso hombre de la tierra, el presidente de los EEUU, se le ha dado de baja de su cuenta de Tuiter (Twitter) y se han borrado sus mensajes.
Este es un problema muy viejo en la
historia de la humanidad. Por mucho que se borren los mensajes nadie podrá
impedir que Donald Trump siga pensando en lo que él quiera. Esto lo sabían los
inquisidores y lo sabía Juan Calvino (uno de los padres del protestantismo)
cuando mandó quemar vivo a Miguel Servet por ejercer su libertad de conciencia.
Efectivamente, con la expulsión de
los judíos y los moros y la reducción de España a un único pensamiento, nace un
problema para la Iglesia Católica, se trata de los conversos o mejor dicho de lo falsos
conversos.
Cuando un falso converso era hecho
prisionero, porque se había acreditado (denuncia) de que seguía practicando su vieja
religión, era llevado al tribunal de la Inquisición para juzgarlo. El tribunal
inquisitorial, mediante amenazas o mediante la tortura podía arrancarle una
declaración. Una declaración hecha mediante la fuerza (física o coacción
mental) es falsa a todas luces. Esto, en verdad, no dejaba de preocuparles a
los inquisidores ya que se encontraban con una barrera infranqueable, la libertad
de pensamiento que es inalienable. El alto tribunal, sabedor de ello, no le
quedaba más que una última estrategia, aunque solamente fuera para lavas su
conciencia. Se trataba de que en los momentos anteriores de la ejecución del
reo se le conminara a retractarse y admitir su culpa. Si aceptaba y emitía las
palabras esperadas, era perdonado y con ello se salvaba su alma.
Tal era la obsesión con este tema,
con la libertad de pensamiento y de conciencia en el ámbito cristiano que, a
Miguel Servet, sabedores los protestantes de que su pensamiento no había
cambiado un ápice, lo quemaron en la hoguera con leña verde. Se trataba de ralentizar
el proceso para que el reo, consciente de su fin, pudiera al menos salvar su
alma.
La LIBERTAD así, con letras grandes,
ha sido y es el estandarte de muchos movimientos (religiosos, sociales,
culturales, políticos…) de todo tipo en
la dinámica social pasada y actual. Por eso es conveniente saber, cuando
alguien habla de LIBERTAD, de que libertad está hablando y en nombre de quién.
Todos debemos saber que hay una libertad que nadie nos puede robar: LA LIBERTAD
DE PENSAMIENTO o libertad absoluta. A partir de ahí, la libertad recibe “apellidos”,
que no son otra cosa que formas de mediatizarla, de educarla, de domesticarla…
de hacerla como se dice actualmente “políticamente correcta”.
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LIBERTAD FÍSICA
De la libertad física nos habla
Miguel de Cervantes en el Quijote, ya que fue durante años cautivo de los otomanos
tras la batalla de Lepanto. Cervantes, a pesar de valorar firmemente la
libertad, no entra en el verdadero meollo de la cuestión. La libertad de un
preso o de un cautivo no es objeto de la especulación filosófica, ya que, cesada
la causa cesa el efecto.
Miguel de Cervantes en el Quijote:
“La libertad, Sancho, es uno de los
más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden
igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la
libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida y, por el
contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres."
(II, 58).
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LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Durante el siglo XIX hay una
explosión, un boom de periódicos y diarios. Es necesario trasmitir las nuevas ideologías
que nacen. Pero, para leer es necesario estar alfabetizado y de ahí el afán por
la cultura que se intenta inculcar en la clase trabajadora. En muchas ocasiones
era un lector, en el carasol, el que leía para todo un grupo de personas. La
libertad de expresión fue un instrumento de los movimientos revolucionarios y
como tal perseguida. Hoy vemos un rebrote de esta acción represora contra la
que luchó Pruneda, cuando vemos al poder ejercer el control de los medios de
comunicación. Las fuerzas totalitarias siempre tienen esa tentación por el control
y la censura.
Víctor Santos Pruneda Soriano. El
Centinela de Aragón:
"La libertad de imprenta es el poder
más fuerte y benéfico de la sociedad moderna, el numen de los pueblos cultos,
el más poderoso vehículo del saber humano.
El derecho de ejercerla libremente ha
sido conquistado en Europa a costa de inauditos esfuerzos; y como sea el
anatema de los tiranos, no han dejado estos de perseguirla hasta el día con más
o menos encarnizamiento: algunas veces han logrado sofocarla; alguna vez ha
sido desafiado su poder, y del resultado de ese duelo tan singular, responde la
historia de Carlos 10 y de su proscrita dinastía.
Con trabas que la mellan gravemente,
está reconocida en nuestra España; y en tanto no desaparezca el código fundamental,
podemos y debemos ejercerla, apoyados en su artículos 2º, y en la fuerza
omnipotente de la opinión pública."
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