ROSCONES, PASTAS Y PAN BENDITO
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A lo largo del invierno hay diferentes festividades en las que, los
cristinos en particular, reparten o llevan a la iglesia a bendecir diversos
productos. Enero comienza con el roscón de Reyes, continúa con diversos
subproductos del cerdo para San Antón y San Sebastián y, termina, con el roscón de San Valero. Después, nada más comenzar febrero llega San Blas
bendiciendo caramelos y el consabido roscón. Santa Águeda, nunca falta con sus
pastas en forma de teta y finalmente los Huesos de Santo para la Pascua. Pero una de las tradiciones más extendidas en la
provincia es el reparto de la “Caridad” en forma de “pan bendito”. Este reparto
se hace en las romerías o en la misa mayor, pero siempre tras la celebración de
la misa y de bendecir el pan.
la bendición y luego reparto de los alimentos tiene un origen confuso.
Algunos lo asocian a celebraciones romanas y otros, por el contrario, lo entroncan a la caridad cristiana medieval consistente en la donación a los pobres de la “migaja”
(San Valero en Zaragoza).
Pero, la “migaja” ha tenido una mayor continuidad en el tiempo llegando, hasta
hoy día, en forma de ONG con el reparto de comida desde el Banco de Alimentos.
Cuentan en Used que la rica del pueblo acudía todos los días a la puerta
del horno del lugar y preguntaba ¿ya estamos todos? Si así era, cogía una
hogaza de pan e iba cortando y repartiendo trozos de pan entre los pobres del
lugar. En Teruel capital, para las fiestas mayores, los pobres debían "acreditarse" como tales y recibían de su correspondiente limosna.
Sea como fuere, lo cierto es que hay un elemento en común en este ritual
y, este es, la bendición del alimento, muchas veces acompañado de vino (como en
la romería de Cella) y que representa la propuesta de Jesús en la Santa Cena (pan y vino / cuerpo y sangre).