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domingo, 10 de enero de 2021

Enero2021/Miscelánea. CURIOSIDADES DE NUESTRA LITERATURA: CERVANTES, EL PLAGIADOR PLAGIADO.

CERVANTES, EL PLAGIADOR PLAGIADO

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Cervantes, en la segunda parte del Quijote no permitió que el caballero de la triste figura entrara en Zaragoza para que nadie confundiera su novela con la que había escrito su compañero de armas, y de cautiverio, Jerónimo de Pasamonte.

Estas desavenencias entre ambos soldados se plasman inequívocamente a lo largo de la novela de Cervantes. En primer lugar Cervantes satirizó a Jerónimo de Pasamonte, natural de Ibdes actual provincia de Zaragoza, ya en la primera parte del Quijote a través de la figura del galeote Ginés de Pasamonte al que trata despiadadamente (CAPÍTULO XXII De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir). Pasamonte, al igual que Cervantes, habían sido cautivos de guerra y en ningún caso Pasamonte podía considerarse un delincuente preso por el rey y mandado a galeras (ahí la mala fe de Cervantes).

Luego, Cervantes, plagia a Pasamonte (también en la primera parte del Quijote capítulos 39, 40 y 41). En efecto, el aragonés había escrito un relato sobre sus 18 años de cautiverio entre los turcos que tituló: “Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte.”  Este plagio que Cervantes tituló: “Novela del capitán cautivo”, fue sin duda el detonante para que el de Ibdes escribiera el Quijote apócrifo firmándolo como Avellaneda.

Tal respuesta del aragonés ocasionó que Cervantes escribiera la segunda parte del Quijote imitando (plagiando) el Quijote de Pasamonte e hizo, que el Quijote, en esta segunda parte, dejase buena parte de sus aventuras en tierras aragonesas.

El ego de Cervantes se manifiesta cuando en el capítulo 39 de su novela habla de sí  mismo por boca de Pasamonte en los siguientes términos: “Sólo libró bien con él un soldado español llamado tal de Saavedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de aquellas gentes por muchos años, y todas por alcanzar libertad, jamás le dio palo, ni se lo mandó dar, ni le dijo mala palabra, y por la menor cosa de muchas que hizo temíamos todos que había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez; y si no fuera porque el tiempo no da lugar, yo dijera ahora algo de lo que este soldado hizo, que fuera parte para enterneceros y admiraros harto mejor que con el cuento de mi historia.

Hay para Pasamonte una doble vejación por parte de Cervantes. En primer lugar es el propio compañero de armas quien lo humilla vistiéndolo de galeote cargado de cadenas y nombrándolo Ginés de Pasamonte (Ginesillo de Parapilla). En segundo lugar (en el "Capitán cautivo") hace que el propio Pasamonte lo ensalce relatando, como si fueran de la propia mano del aragonés, las alabanzas que se prodiga Miguel de Cervantes Saavedra cautivo a si mismo, y que hemos transcrito arriba.  

Hay autores que señalan, o insinúan, que este ensañamiento de Cervantes con Pasamonte responde a algún episodio poco edificante de nuestro más genial autor y que conocería el de Ibdes.

Sea como fuere, hoy sabemos que, si tenemos una segunda parte del Quijote, sin duda, se la debemos a estos avatares tan propios de una época de luchas y aventuras en la historia de España.

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Placa en su pueblo natal Ibdes.

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