NO TE SUBAS A LA
PARRA
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El otoño es
la estación dorada del año. Es el momento de coger la uva para hacer vino o
bien para comerla directamente. Haremos referencia siempre a Encinacorba, villa
que pertenece a la denominación de origen Cariñena. En Encinacorba, a
diferencia de las demás poblaciones tiene una más amplia variedad de uva, ya que,
aparte de las variedades que se dedican a la vinificación, se cultivan (cierto,
que ya en poca cantidad), la uva moscatel (para licor o para mesa) y la uva de
Cribatinaja (para vino o para mesa).
Hoy queremos
mostrar dos racimos de uva de la variedad llamada: Moscatel de Alejandría. Esta
variedad se adapta bien a suelos pobres y que filtren bien el agua. Nosotros,
como todo el mundo, en invierno podamos la parra. La poda no es una tarea difícil,
ni mucho menos. Con ella trataremos de darle la forma adecuada a la cepa y de
dejarle las yemas que consideremos oportuno. Sin embargo, la poda sí que es importante,
esta importancia se manifiesta a finales de abril, cuando se produce la salida
del pámpano. Si hemos dejado muchos pámpanos saldrán muchas uvas y mermará la
calidad. Por ello se ha de calcular la cantidad de uva que queremos en cada
cepa. Si cortáramos todas las yemas, la planta responde mediante el brote a
yema ciega. Así que, al principio, no hay que preocuparse demasiado por el
tema, con el tiempo se va cogiendo destreza.
Una vez que han
salido los pámpanos, a continuación, se produce el brote del racimo en miniatura.
Pero, para que se convierta en uva tiene que esporgar. Las condiciones climáticas
influyen en la esporga. Lo ideal en el moscatel es que la esporga deje el
racimo claro, que la uva no se vea apelotonada, pues si es así, será más fácil
el que coja enfermedades. En la primera foto tenemos uva de moscatel sin
enfermedades y el racimo está alargado con las uvas separadas. En la segunda foto, aunque pudiera parecer más
atractiva, tiene enfermedad.
Las dos
enfermedades más comunes de la vid son el Oidio y el Mildiu. Nosotros como
tenemos bien ventilada la parra y además despuntada y aclarada, sólo echamos
azufre una vez y fue, suficiente. El espuntado o despuntado es tarea fácil, ya
que se trata de cortar las puntas de los sarmientos para que la planta vegete
menos y dedique sus energías al engorde del grano.
Cuando la uva
empieza a madurar llegan primero, los pájaros,
que sangran el grano dejando salir su mosto. A continuación vienen las avispas
a comer, también, del dulce líquido. Para evitar esto, tenemos bolsas o mallas.
Si ponemos bolsas, debe hacerse racimo por racimo. Sin embargo, la malla, este
año la he colocado por debajo de la parra. La razón es que los pájaros pican la
uva de arriba para abajo, pero cada vez hay menos pájaros (dicen que por culpa
de los insecticidas) y las avispas, en manada, atacan de abajo para arriba. Así
que, este año, me ha dado buen resultado.
Finalmente,
hay que esperar a que el fruto esté bien maduro en la cepa pues, como es para
consumo propio, es lo mejor.
Así, hemos
obtenido tres cajas de uva de moscatel con una sola cepa, de grano redondo y
dorado, sin manchas de enfermedad alguna y con un óptimo punto de maduración.
Están que te
dicen: ¡cómeme!
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