EL
PRIMER DEBATE ELECTORAL
Por Chusé maría Cebrián Muñoz
*
Llegan las
elecciones generales a toda España, son las de verdad, las que realmente
determinan nuestro futuro como nación en todos sus aspectos. La composición de
partidos que conforme el nuevo parlamento nos dará una forma de legislar y,
también, una forma de gobernar. Para empezar ya se anuncian los debates
“gordos”. El primero de todos y sustancial es la reforma de nuestra actual
Constitución. Por lo que se aventura, será o puede ser una reforma en
profundidad ya que, anteriormente, ha habido otras de menos trascendencia y
publicidad. Ahora se quiere atacar su reforma, poniendo sobre el tapete, la estructura misma del Estado. Si, monarquía
o república por una parte, si Estado de las autonomías (federal) o, por el
contrario, Estado confederal (País Vasco y Navarra). También los hay partidarios
de no tocarla y si reformarla mediante leyes orgánicas. La reforma en
profundidad de nuestra Constitución debería ir seguida de un referéndum, no
preceptivo pero sí deseable y lógico. Si cambiásemos de monarquía a república,
nada más lógico y natural que toda la población española se pronunciara. Pero
andaremos y veremos…
Para empezar,
cabe recordar la historia de nuestras constituciones, desde la de Cádiz en 1812
(la Pepa) hasta la actual. A grandes rasgos, la historia de esta forma relegislar
y gobernar mediante leyes consensuadas entre todos los grupos, representando a la
nación, ha sido problemática. Durante el siglo XIX ni Fernando VII (monarquía absoluta)
ni el carlismo las respetaron (tres guerras carlistas). Durante el siglo XX, dos
periodos también excepcionales: La Guerra Civil (36-39) y el franquismo por una
parte y la ETA, por la otra, con un jaque al Estado en forma de terrorismo que
se saldo de cerca de mil muertos y una cadena de despropósitos tremenda.
Por todo ello,
lo primero que se demanda a la hora de abrir en canal nuestro texto actual,
fruto del consenso de la transición, es eso precisamente un NUEVO CONSENSO. Esto es trascendental,
una nueva Constitución no debe ser de parte, de ninguna manera, debe ser
consensuada con todos los grupos políticos del arco parlamentario si no, al día
siguiente, tendríamos la desobediencia civil en las puertas del Parlamento
español. El consenso lleva consigo un referéndum votado por todos los
territorios del Estado español. De tal forma que nadie pueda decir del nuevo
texto que no es suyo, que no lo acepta, que se le ha impuesto. Todos pensamos
inmediatamente en catalanes, navarros, vascos y, seguro, que se suman ya muchos
gallegos. Por lo tanto una reforma en profundidad exige: máxima unidad en el
texto y máxima unidad y amplitud en el voto territorial. Como el lector
comprenderá, a estas alturas, largo me lo
fiáis.
Pero no es de
menos importancia el tema del modelo de Estado. Paradójicamente, lo más fácil,
y que menos trastornos produce es el hecho cambiar de monarquía a república. Al
ser esta institución representativa, lo que va de cambiar un rey, por un
presidente, no es nada. Por ello, cambiar la figura del jefe del Estado, es
algo que no preocupa a los españoles. Sí, por el contrario, la monarquía
española, debido a su dilatada historia y a sus contactos, particularmente con
el mundo árabe y con las monarquías europeas ha dado buenos servicio y rentabilidad
económica a España (Ave la Meca Medina).
Pero, ciertamente, tiene
muchísima dificultad de consenso, el reformar la estructura del Estado español
a estas alturas del siglo XXI. Tres modelos conviven: centralista, federal y confederal.
El modelo centralista está representado
en los municipios (con su término municipal, constituyen un miniestado que en
algunos casos pueden paralizar obras de interés Estatal con el famoso, permiso de obras que otroga el Ayuntameinto) y provincias que
nacieron con la Constitución de Cádiz y cuyo modelo se plasmó definitivamente
con el decreto de Javier de Burgos. En Aragón, única región española en que se
ha desarrollado la ley de las Comarcas deforma avanzada, tenemos un ejemplo
claro de por donde hay que ir y del camino a tomar. Si tomamos el libro de
Ubieto: Los pueblos y despoblados de Aragón. Veremos en él, claramente, que
tienen, ahora, los mismos habitantes que en los siglos XVII y XVIII, pero con
un problema añadido: hace más de 30 años
que no nace ningún niño en nuestros pueblos. La provincia de Teruel y sus
habitantes, que se niegan en rotundidad a agruparse en entidades mayores, acabarán
de hecho, conformando a través de las comarcas y en lo tocante a su
administración, en 10 pueblos (las 10 cabeceras de comarca). Es que no hay más,
lo mires por donde los mires (Almohaja, tiene constituido Ayuntamiento y en invierno no vive nadie y así
un montón de pueblos). La Diputación provincial puede pasar a ser un cuarto,
con un abandera, un presidente y punto.
El modelo
federal español está plasmado en nuestra Constitución en forma de Autonomías. Se salen de este principio
las Comunidades Forales de Navarra y País Vasco. En principio, el asunto sería
de fácil resolución si el Estado español fuera un Estado fuerte como el francés.
Suprimiendo el cupo Vasco y el Navarro, asunto resuelto. Sin embargo, los catalanes quieren ser confederales (ergo
insolidarios), tener su propia hacienda y “liquidar” con el Estado su cuota de
solidaridad. Liquidación, que a tenor de las cuentas que se hacen ahora, seguro,
que además nos tocaba pagarles nosotros y ser, paradójicamente solidarios, nosotros
con ellos. Recordar que los catalanes son los ciudadanos españoles de mayor renta
per cápita. Pero este tampoco es un modelo acabado. Tras confederarse Cataluña,
querría hacerlo Galicia que ya tiene partidos independentistas y también, por
qué no, Andalucía. Aquí no le faltan ni le fallan, historia y heraldos, a
nadie.
Es verdad que
el cupo navarro y vasco, supone una afrenta a un principio esencial de nuestra
Constitución: LA IGUALDAD ENTRE TODOS LOS ESPAÑOLES. Sin embargo, así se aceptó
en el consenso de nuestra actual constitución, lo mismo que la forma de Estado,
encarnada en una monarquía parlamentaria representativa y hereditaria, que no
es votada por los ciudadanos.
El proponer un
Estado Confederal con tres Estados asociados (País Vasco asimilando a Navarra,
Cataluña y España) supone una grave desigualdad entre todos los españoles y
aumentar la crispación. Todas las autonomías querrían, como no podría ser de
otra forma, tener la “singularidad” catalana. Este experimento ya se adelantó
cuando se propusieron las autonomías de primera y de segunda y se acabó,
finalmente, con el ya consabido: CAFÉ PARA TODOS.
La
singularidad catalana nace del hecho de haber sido una región privilegiada y
mimada por el Estado, particularmente el franquista. A los catalanes, luchar en
pie de igualdad con el resto de los españoles, les molesta sobremanera y tienen
un concepto (presumen de seny/sensatez/cordura) de sí mismo superior a los demás. No hay más que verlos
cuando salen de su territorio y ven que las demás autonomías tiene, también…
autovía. Les parece insufrible.
Por todo ello
decíamos en el siguiente texto que: ESPAÑA
ES UN ESTADO INVERTEBRADO
… que premia a los malos y castiga a los
buenos.
¿Quién es
Dios?- Dios es nuestro Padre, que está en los cielos; Creador y Señor de todas
las cosas, que premia a los buenos y castiga a los malos. Así reza el catecismo
y así nos lo enseñaron de pequeños. Con estas enseñanzas cristianas nos crearon
una moral tendente a hacer el bien y por lo tanto a ser premiados. De igual
forma los pueblos y las naciones de cultura Judeo-Cristiana encaminan o deben
encaminar sus políticas a promocionar el bien común y a castigar el egoísmo.
Parece, sin embargo, que la realidad contradice este principio y se empeña
tozudamente en desacreditarlo y dejarlo sin efecto. Así ha sucedido con Teruel
y su provincia a lo largo, al menos, del
pasado siglo XX. En Teruel se inaugura el ferrocarril en el año 1901 y se pone
en funcionamiento en los siguientes años, siendo de esta forma, la última
capital de provincia en llegar este moderno medio de transporte. Estamos a
principios del siglo XXI y los datos “reales” nos indican que Teruel puede ser
la primera capital de provincia de España en perder el ferrocarril. El abandono
de la vía es patente y el desvío de los transportes de personas y mercancías
por otras líneas hace que el deterioro de la nuestra sea cada día mayor.
Ejemplo de esto que decimos es el hecho de que, para viajar en tren de Bilbao a
Alicante, haya que pasar por Cataluña (no es broma). Pero el hecho más trágico
acaecido en Teruel capital durante el siglo XX fue sin duda “La Batalla de
Teruel”. El Gobierno republicano (ya marxista) eligió esta pequeña y desguarnecida
capital de provincia para iniciar una contraofensiva que sirviera de maniobra
dilatoria para evitar el fin de la guerra y conectarla con la Segunda Guerra
Mundial. 110.000 republicanos atacaron a una ciudad defendida por apenas 4.000
soldados franquistas. Resultado de la operación fue el saqueo de la ciudad y la
destrucción de, al menos, el 75% de los edificios. La Batalla de Teruel cambió
la fisonomía del casco antiguo de nuestra ciudad y muchos edificios
desaparecieron definitivamente. Lo que
pasó en Teruel no tiene parangón ni con Guernica, ni con Belchite, ni con el
Alcázar de Toledo, ni con ninguna otra población de España. Hoy, 19 de
septiembre de 2013 es noticia en Teruel la explosión de una bomba (calle Miguel
Ibáñez) abandonada tras La Batalla de Teruel en un trastero con el resultado de
amputación de miembros y heridas graves. A punto de terminar la Guerra Civil
(36-39) los vascos y catalanes corrieron a rendirse y a salvar su industria. La
burguesía catalana (en este caso que nos ocupa) salvó la vida y la hacienda.
Tal es así que rápidamente recompusieron filas e iniciaron un periodo de
colaboración con Franco que les dio muy buenos resultados. Para que nos demos
una idea del asunto, al año siguiente de terminar la guerra esto es, en el año
1940, ya estaban desmontando las pinturas del Real Monasterio de Santa María
Reina en Sijena (Huesca) y llevándoselo a Cataluña. Mientras, en Teruel, apenas
salían de su asombro mientras volvían poco apoco los evacuados a una ciudad
fantasma que era todo escombro. Luego, mientras Teruel languideció durante todo
el franquismo, Barcelona se llenó de industrias, de gentes que emigraron hasta
allí en busca de un mejor futuro. A Cataluña se llevaron las buenas
comunicaciones ferroviarias, las autovías, las fábricas, la gente, los
cordericos, el carbón (sigue el problema de las Cuencas Mineras), el agua, la
energía… y la burguesía tornó a oír la música del Liceo y a veranear en Siches.
Mientras que en Teruel todo era emigración (años 50-60-70) y más de 70.000 turolenses
tuvieron que abandonar la provincia dejando estos páramos desiertos. Siguieron
volviendo los viajantes catalanes a vendernos sus sábanas y sus textiles en
general. Volvieron a “señalar” las obras de arte que ahora se vendían por pura
necesidad de supervivencia. Se vendieron retablos, imágenes, útiles sagrados,
muebles, cuadros, cerámica… de tal forma que la mejor colección de cerámica de
Teruel está en Cataluña. Nos vendieron ellos, los famosos SEAT, “ese coche que
nos cambió la vida”. Y Cataluña fue creciendo y creciendo y, particularmente la
Ciudad Condal, aumentó su población de forma extraordinaria con gentes
provenientes de todas las partes de España. Llegaban desde Galicia en el
“Shangai” y otro tren recorría Andalucía, llevando a ciudades dormitorio
catalanas miles y miles de trabajadores para enriquecer a una región
privilegiada de España. Creyó esa burguesía que todo el mérito era suyo y sus
manos las del rey Midas: todos los negocios emprendidos eran prósperos.
Consideraron el momento de soltar lastre
y abandonar España. Tenían un montón de “tesoros” conseguidos en una España
empobrecida y, particularmente, un Aragón desgajado y maltratado en demasía por
la última contienda: todo el Aragón oriental desmantelado por las Comunas
Anarcosindicalistas procedentes de Cataluña (El Consejo de Aragón, de Ascaso,
no fue sino una broma de mal gusto). Tenían una industria próspera y una red de
comunicaciones que les dan la llave para salir y entrar de España. Se les
consiguió los Juegos Olímpicos. En este caso, José Antonio Samaranch, es
ejemplo de esa burguesía colaboradora con el régimen franquista. A Samaranch,
ahora no le quieren dar una calle en Barcelona (mal agradecidos). Ya en el
siglo XIX había decidido, esta burguesía, de la mano de Próspero Bofarull
modificar la historia de Cataluña para que fuera más acorde a la prosperidad
económica que se prometía. La Constitución de 1978 y su falta de límites a la
asunción de competencias ha terminado de dibujar el cuadro. Los alumnos
terminan su instrucción convencidos de la existencia de un reino y reyes
catalanes, de un Estado catalán y, en general, de una historia que gusta más
que la real. Sin embargo, El Estado de
las Autonomías, les ha hecho competir en pie de igualdad con el resto de los
españoles y ahí, ahí, es donde se ha producido la gran frustración de
ellos. Quieren un status especial y
hablan de la falta de “encaje” de Cataluña en España. Pudiera ser que Teruel
pidiera trato preferente dado que no tenemos ni industria, ni comunicaciones,
ni… En Teruel nació el movimiento “Teruel Existe” visto el atraso económico y
social que hemos señalado arriba, pero ni en Teruel, ni en Aragón planteamos el
segregacionismo como método ni como fin: SOMOS UN TERRITORIO LEAL.
Pero… si
somos un pueblo leal, si somos los “buenos”, ¿por qué el Estado nos castiga? Y
más diré… ¿por qué premia a los malos? ¿Por qué se da todo lo que piden a los
que amenazan con segregarse? Resultado de este proceso mal afrontado será, y ya
está siendo noticia en la prensa, la aparición de la extrema derecha y la
petición de independencia por parte de todas las Comunidades Autónomas. ¡Vamos,
un disparate!
Nuevo
catecismo:
¿Quién era
Franco? Nuestro Padre que estaba en Madrid; Creador y Señor de todas las cosas
que premiaba a los malos y castigaba a los buenos.
*