Lluís Companys (líder de Esquerra
Republicana de Cataluña ERC) pasa revista a las tropas en Alcañiz, sus
veleidades sobre los "Países Catalanes" se estaban haciendo realidad,
gracias a la fuerza de las armas.
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La mitad oriental de Aragón, por lo tanto, más de la mitad de la provincia de Teruel fue invadida por las columnas anarcosindicalistas procedentes de Cataluña en la pasada Guerra Civil (36-39). De tales hechos todavía se halla, patente huella, en nuestros pueblos. Los archivos, tanto civiles como eclesiásticos, fueron quemados. Las iglesias fueron quemadas y convertidas en locales del Comité Revolucionario. La propiedad privada abolida y las personas que se negaban a colaborar fusiladas. En muchos pueblos entraban las carabanas republicanas haciendo sonar la música del "Cara al sol" y cuando los vecinos acudían creyendo encontrar su salvación, por el contrario, encontraban la muerte. Padre y responsable de todos estos desmanes y atrocidades era Lluís Companys, que aquí lo vemos pasando revista a las tropas en Alcañiz. Una pesadilla. Yo he visitado ya, la mayor parte de la iglesias de la parte oriental de la provincia, las últimas las de Bordón y Mas de la Matas. La huella del desastre todavía es patente casi 80 (ochenta) años después.
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PERLAS
CULTIVADAS
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LOS
CATALANES TRATAN DE BEATIFICAR A LLUIS COMPANYS
“Un grupo de católicos catalanes
han pedido al Papa Benedicto XVI que el ex presidente de la Generalitat, Lluís
Companys, sea reconocido como "siervo de Dios", paso previo a una
posterior beatificación. Los firmantes han enviado una carta al Papa, a través
del obispo de Barcelona Lluís Martínez Sistach, en la que solicitan la
canonización de Companys. En la carta, también tachan de "judas" al
obispo de Lleida, Joan Piris, por su intención de renunciar a la defensa por la
vía civil del arte sacro del Museu Diocesà que reclama la diócesis de Barbastro.”
Tomado de Internet de E-Notícies.
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SOBRE
LLUÍS COMPANYS
Por
Frances A. Picas
“Tengo en mis
manos un artículo publicado en Catalunya Cristiana el pasado 15 de julio, donde
se hace referencia a la muerte de Lluís Companys. Para un católico y catalán
como yo, y también para miles de cristianos y catalanes que recuerdan el año
1936, la figura de Lluís Companys es la de un político nefasto y detestable.
El 6 de octubre
de 1934, cuando se rebeló con las armas contra un gobierno legalmente
constituido, sus colaboradores asesinaron la misma noche a Mn. Josep Morta,
párroco de Navàs, incendiaron el templo parroquial, al igual que también
quemaron y profanaron los templos de Vilafranca del Penedès, Morell, Vilanova i
la Geltrú, Castellvell de la Marca y Sant Jaume dels Domenys.
El 20 de
julio, Companys proclamó la revolución por radio y en el discurso del 20 de
diciembre confirmó las estructuras anarcomarxistas. Durante sus treinta y dos
últimos meses de gobierno hasta que huyó por la Vajol, todos los templos de
Cataluña estaban cerrados al culto, profanados y quemados los altares y las
imágenes. Las escuelas cristianas fueron usurpadas y muchos sacerdotes,
religiosos y gente de bien fueron perseguidos a muerte. También se incautaron
fábricas y bienes.
Los jueces
que firmaron la sentencia de muerte de Companys siguieron la misma dureza de
cuando Companys firmó el fusilamiento de 190 militares de graduación en
Barcelona en 1936. Asimismo, Companys firmó un gran número de penas de muerte,
entre otras, las de Sara Jordà, madre de nuestra amiga Rosa Maria Tutau, de
Figueres.
Cataluña no
fue vencida, como se afirma en el artículo. Lean, por favor, las memorias del
beato Pedro Tarrés, vicepresidente de la Federación de Jóvenes Cristianos de
Cataluña. Este santo catalán considera el día más feliz de su vida la derrota
del ejército rojo en Barcelona con la esperanza de que se volvieran a abrir los
templos clausurados y que Montserrat renaciera con todo el gozo bajo el canto
del “Rosa d’abril”.
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