Pintura de Jean León Gérôme
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LA ESCLAVITUD
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La
dignidad animal es el derecho que tiene cada ser animado, de ser respetado y
valorado como ser individual y grupal, con sus características y condiciones
peculiares, por el solo hecho de estar vivo.
Conviene
andar con cuidado en los pronunciamientos pues, la historia, nos da grandes sorpresas. El gran filósofo Aristóteles, de
tantísima influencia en el pensamiento occidental y cristiano, señalaba como
natural la esclavitud entre los humanos. Practicada de forma continua desde la
Edad Antigua hasta finales del siglo XIX, su permanencia en la actualidad, ha
tomado diversas formas pero no ha
desaparecido de entre los humanos en su totalidad. Hoy existe la “trata de blancas”,
es decir, la prostitución, en la que a una mujer se le obliga a vender su
cuerpo, sojuzgada, a cambio de dinero. Otra forma de esclavitud es la moderna
forma de procrear en algunos hombres mediante vientres de alquiler. Práctica,
denunciada permanentemente por las asociaciones feministas.
Hoy,
como antaño Aristóteles, la mayor parte de la población ve natural la
esclavitud de los animales. Los animales, enjaulados o con una cadena al cuello,
tienen su presencia cotidiana en nuestra sociedad sin que nos alteremos, por
ello, lo más mínimo. En la antigua Grecia el pedagogo era el esclavo encargado de acompañar (conducir) al niño hasta la
Palestra o didaskaleía. Pero, si en algo ha de progresar nuestra sociedad es en
esta forma de conducirnos con y frente a los animales. El camino es largo y la
sociedad lo transita de forma demasiado lenta, de tal forma que, los adelantos
técnicos, dejan muy atrás determinadas formas de conducta humana. Usar a los animales
para divertimento. Matarlos en espectáculos públicos. “Entrenarlos” para la
caza y un largo etcétera de atrocidades, llena de vergüenza al hombre
civilizado.
Por
lo dicho, anteriormente, nos llamó la atención esta caravana de perros alterados, irritados, estresados, enjaulados y ladrando desesperadamente, que volvía de un día de caza. Un día de
diversión para sus amos. Será necesario que todo esto cambie para que el ser
humano pueda entrar definitivamente en la Era de la Civilización, en una Era verdadermente civilizada, en la que la diversión de uno no sea a costa de la muerte del otro.
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