LA
(Más que una batalla)
*
Mis nietos que viven en Zaragoza
tienen hoy fiesta en el cole, pero no saben lo que fue aquello de la “cincomarzada”. Para
comprender el siglo XIX hay que empezar por la invasión napoleónica y terminar
con “la pérdida de Cuba” (fin de las colonias) en 1898. Un siglo catastrófico, pero que marcó el rumbo
del siglo XX y aún de nuestros días.
Resumiendo mucho el XIX significó la pérdida de los territorios
extrapeninsulares (pero tan españoles como los peninsulares). Allá quedaron
Universidades, ciudades (Patrimonio de la Humanidad) iglesias, conventos,
fundaciones… una nueva fe, una nueva lengua y una nueva manera de ver el mundo,
más humana y alejada de los sacrificios humanos y del canibalismo (caribeño) .
En la península desde Carlos III hubo
OCHO DESAMORTIZACIONES, otro buen número de constituciones, tres guerras
carlistas, una república federal y desastrosa hasta el colmo; pronunciamientos
militares y unos reyes que en nada acompañaron a sacar a la nación de un derrumbe absoluto. Así, desastrados llegamos al Regeneracionismo de Costa. Un rey “felón” al acecho dio lugar a un Trienio
Liberal que se las prometía buenas pero que fue frustrado y aniquilado por los Cien Mil
Hijos de San Luis.
Con todo, la nación penetró con
dificultades en el Edad Contemporánea (el poder reside en el pueblo). Las constituciones pretendían poner coto
al absolutismo y los reyes se resistían a ceder parte del poder absoluto que
habían tenido hasta entonces. Francia resolvió el tema con la guillotina, pero los españoles no hemos sido nunca regicidas, como si lo fueron, ingleses o franceses.
Al siglo XIX le debemos el ejército
de levas, la enseñanza pública y universal, la libertad de prensa, pero, sobre
todo, el liberalismo en su faceta económica. Dice Vargas Llosa que España hoy
sería un país pobre, si no se hubiera permitido la entrada de capitales extranjeros, que activaron nuestra economía mediante la explotación de nuestros recursos
naturales, entre otras cosas. Hoy día se ve con preocupación la retirada de
capitales extranjeros de nuestra economía y, por el contrario, se ve con
aliento la llegada de nuevas inversiones.
Imperfectos y decadentes llegamos al
siglo XX, siglo en que España empezó a mirar hacia el interior de sí misma
(escuela y despensa). Un siglo también problemático y terrible, con la peor
guerra que hayamos tenido nunca. Pero un siglo que ha transformado profundamente nuestra nación (pantanos, autovías, nuevas tecnologías, investigación, etc.)
Así pues, el 5 de marzo de 1838, los
carlistas atacan Zaragoza, sin embargo no logran conquistarla. Pero, por qué ha
pervivido esta fiesta durante tantos años (186 años) en la memoria colectiva de
los zaragozanos. Creemos que, básicamente, porque se ha conservado como fiesta
popular. La gente lo celebra en parque, alamedas y espacios naturales sin cuento… hasta llegar a
las pistas de esquí del Pirineo y al pueblo de los abuelos.
De la “cincomarzada” en plena primera
guerra carlista hay numerosas anécdotas, pero también, actos de heroísmo:
Linchamiento del defensor de Zaragoza (que a la postre sería inocente), el
chocolate de Cabañero o la actitud heroica de Marco de Bello guardando la
retirada de las tropas carlistas perdió 80 hombres.