EXPEDICIÓN A LA BALMA
(La ermita del Llovedor)
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La sequía estaba asolando los campos
y los ganados no daban lana. La situación se hacía insostenible. Los dos "hombres buenos" de la villa propusieron una solución. Se sortearían entre los del lugar a
11 fornidos mozos para que marcharan, en peregrinaje y rogativa, hasta el
santuario de la Virgen de la Balma, cerca de Zorita. Así se hizo.
Corría el año 1405 y la
expedición salió de Castellote antes del alba. Los 11 mozos llevaban, untadas en
pez, unas largas antorchar con las que iluminarse y espantar las alimañas y
fieras que merodeaban por el Río de los Lobos o Guadalope. Llegados al santuario
y penetrando en la cueva, hincáronse de rodillas ante la imagen de la Virgen, rezaron e hicieron ayuno y abstinencia
rogando a la Madre de Dios que regase sus campos sedientos, pues de seguir así,
el hambre y la peste, acabarían con todos.
Pasaron los mozos varias jornadas en
tan regalado lugar alojados entre las gentes del pueblo. De tal manera que, al poco tiempo, disiparon su conducta y hubo exceso en el comer, en el beber y el folgar. Volvieron a la villa sin la promesa de
la lluvia cumplida y durante 11 años los 11 mozos tornaron a hacer el camino de
la Balma siempre con el mismo ceremonial de las antorchas y, ya casados algunos,
recibidos con palmatorias y velas por sus mujeres a la vuelta.
Informado el obispo de Tortosa de los
sucesos acaecidos en Zurita, mandó expatriar a los mozos y dio la orden de que
de ninguna manera se les dejara penetrar de nuevo en el santuario.
Volvieron los mozos a Castellote el duodécimo años de peregrinaje sin la promesa del agua cumplida pero, con la encomienda
de la Virgen de levantar en algún lugar propicio un santuario tan excelso como
el de la Balma.
Informado de todo ello al Comendador
de la Orden de Calatrava dio permiso para que el nuevo templo se construyera a
expensas de los 11 mozos que trajeron la nueva.
Pensaron los vecinos de la villa que
el lugar más adecuado para la construcción de la ermita sería el barranco de
los Rincones, por ser desde antiguo, lugar de buenos augurios, de conjuros y rogativas
de fecundidad para las mujeres estériles y los hombres dolientes.
Acabada, no sin muchos trabajos por
lo inaccesible del lugar, la construcción del templo, aquel primero de mayo acudió toda la villa al
santuario llevando en hermosa peana la imagen románica de la Virgen del Agua.
Hizo rogativa probatoria toda la feligresía durante 11 días y al duodécimo
rompieron los cielos a llover de forma clamorosa.
Desde entonces se tiene el lugar por Santo y a la Virgen por protectora de sus campos y de sus vidas. No faltando
ningún vecino, por muy lejano que se encuentre de Castellote de acudir, año tras año, a tan
singular rogativa.
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Imagen restaurada de la Virgen del Agua
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Romería, foto tomada de la Web comarcal
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Castellote año 2016
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Castellote año 1956
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El castillo
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Construcción de la torre
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Grabado del castillo y de Castellote
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Plano del castillo según Guitarte
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Pantano de Santolea