EXPLOTACIÓN FORESTAL
SERRERÍAS Y CARPINTERÍAS
GANADERÍAS DE LANAR Y VACUNO
(TRASHUMANCIA)
RESIDENCIA DE EDUCACIÓN Y DESCANSO
CAMPAMENTO MONTES UNIVERSALES
(TURISMO)
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LA ÉPOCA DORADA DE ORIHUELA Y LA SIERRA DE ALBARRACÍN:
LOS PINARES, FUENTE DE RIQUEZA
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La Guerra Civil acabó en el año 1939
y la Segunda Guerra Mundial en el año 1945. Estos datos son muy significativos
para entender la historia contemporánea de Orihuela del Tremedal. Nada más
acabarse la Segunda Guerra Mundial se produce el primer cerco económico a un
país en el mundo, a España. El objetivo era sustituir a Franco e instalar una democracia,
la “Pérfida Albión” acorrala al Caudillo. Franco responde construyendo un cerco
de baterías y búnkers en torno al Peñón de Gibraltar y una barrera defensiva en los Pirineos. El
resultado es una economía autarquíca y muy precaria. España se nutre de Argentina,
del contrabando, aplica medidas contra el “Estraperlo”, es decir, un control absoluto sobre la
producción agrícola y ganadera y las cartillas de racionamiento constituyen la base de la distribución de muchos alimentos básicos. En la Sierra de Albarracín y concretamente en
Orihuela del Tremedal encuentra el Régimen madera. Además, esta zona tiene
varias ventajas: su accesibilidad y el hecho de ser de los pocos montes “ordenados”
que hay en España. La gran explotación se pudo hacer, (gracias a la Ordenación de los Montes que hiciera Carlos Castel, pionera en España), de forma racional. También Orihuela del
Tremedal es dotada de una residencia de “descanso” o de “tiempo libre” (también
llamada del O. Polanco), dedicada al descanso y dependiente de los llamados
Sindicatos Verticales se inauguró en el año 1953. A su inauguración acudió el
mismísimo Caudillo, Francisco Franco. Del Campamento Montes Universales ya hemos hablado en otro capítulo de este blog.
La venta de grandes cantidades de
pinos, (la producción de la Sierra de Albarracín era superior a todo el Pirineo
aragonés), la creación de serrerías y talleres de carpintería dieron a Orihuela
mucha mano de obra. Pero, sustancialmente, a quienes hizo “ricos” la madera fue
a los Ayuntamientos, que eran los propietarios del pinar. Los Ayuntamientos
repercutían esta ganancia en los vecinos dándoles servicios gratis. Agua
corriente, alcantarillado, escuelas,
médico, etc., etc., y hasta algún reparto dinerario. El médico recibía
50.000 pesetas mensuales y el maestro 10.000 anuales. Orihuela, a diferencia de
Bronchales, no se inclinó mucho por el turismo, si exceptuamos la Residencia de
descanso O. Polanco y el campamento Montes Universales.
Orihuela del Tremedal fue declarada
en 1972 Conjunto Histórico Artístico y en la década de los setenta, las cosas
marchaban de maravilla. La ganadería también fue importante, tal es así que
algunos ganaderos de la localidad compraron grandes fincas en la provincia de Jaén,
lugar al que iban tradicionalmente a trashumar.
No había nubes en el horizonte y
Orihuela no exploró nuevos yacimientos de riqueza con los que poder sustituir
la crisis que se avecinaba. La crisis vino, digámoslo de forma humorística, en
forma de IKEA. La apertura de los mercados
a partir de los años sesenta comenzó a introducir en España maderas tropicales
y productos plásticos. Orihuela se resistió al cambio y persistió en su Status
Quo. A parte de otras consideraciones, seguramente fundadas, la pirámide
poblacional nos da una idea clara de la profundidad de la crisis económica y
poblacional actual y que, sin embargo, ha tardado más tiempo en llegar que a otros lugares.
En estos momentos Orihuela del
Tremedal está en lo peor de la crisis, en el peor momento de los últimos
setenta años. No hay “pálpito” en la calles, ni en los bares. Se venden las
casas… no se ve alegría de vivir. El pinar no se atiende como antaño (como
cuando era forestal Avelino) y eso también se ha notado en la gran destroza que ha
hecho en el pinar el último temporal.
Esperamos (más bien poco o nada) que
la administración y la consejería de Vertebración del Territorio (Soro) aporte
alguna idea para dar salida a esta situación.
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