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jueves, 26 de abril de 2018

Abril2018/Miscelánea. CELLA, LA ZEPA Y EL EMPECINADO CACIQUISMO DECIMONÓNICO.

LA ZEPA DE CELLA
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Hubo una época, no tan lejana, en la que gustaba a los parroquianos de ciertos bares comer pajaricos fritos. La laguna del Cañizar fue una tremenda despensa en la que se mataron miles y miles de pájaros. Hasta aquí subían hasta de Valencia con redes para aprovisionar una demanda que hoy se nos antoja, impropia de gente civilizada.
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Me sumo sin ningún titubeo a la carta que Rubén Lapuente publica hoy (26/04/2018) en el Diario de Teruel (el Vuestro). Me sumo porque la considero prudente, razonable y que camina en el sentido de los tiempos que vivimos. Me sumo, además, porque acepta los resultados aunque no gusten y vayan en contra de quienes aparentemente han ganado.
Sin embargo, desde mi punto de vista, quisiera hacer algunas apreciaciones/aportaciones que quizás, en mi humilde opinión, puedan profundizar en lo que Lapuente apunta en su carta, que es más que una carta, es un planteamiento moderno y vital para el futuro de Teruel.
A la provincia de Teruel nunca llegó la revolución Industrial, ni en el siglo XIX, ni en el siglo XX. No llegó por culpa del caciquismo que veía en esta nueva forma de producir y de vivir una amenaza para su supervivencia. Recordar que: “El tiempo de la Revolución Industrial es el comprendido entre los años 1760-1840. Y, entendemos por tal, el cambio fundamental que se produce en una sociedad cuando su economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía para depender de la industria.”
Bien, pues, ha pasado la época de la Revolución Industrial, de la Revolución Tecnológica, la del Carbón y del Acero (carbón en Utrillas y Hierro en Ojos negros) y estamos en la era de la revolución de las comunicaciones (Informática y Logística). Han pasado todas esas cosas sin que mucha gente se haya enterado y, sabiendo, sin embargo, que el territorio se ha despoblado dejándolo en precario (para esto, Teruel Existe, ha convocado una manifestación el día 6 de Mayo en Zaragoza).
El mundo (menos Cella) se ha enterado de que vivir enchufado a un móvil, no es vivir y que, sin embargo, toma fuerza una nueva teoría que a la vez es tan vieja como la humanidad. Esta teoría rechaza el mandato bíblico de “dominad la Tierra” y lo reemplaza con el nuevo principio en el que se señala que tanto personas (homo sapiens) como animales, insectos y plantas, tenemos un destino común. Se trata de vivir en armonía con el medio. De igual manera hace tiempo se cambió el concepto de la enseñanza, se paso del Ministerio de Instrucción Pública al Ministerio de Educación. Educar es poner al alumno en consonancia con el mundo en el que vive y con los valores primordiales de nuestra sociedad. Entre esos valores está el respeto y disfrute de la naturaleza.
Cella ha dicho no al progreso, al sentido de la historia y lo sentirá. Porque, el caciquismo es empobrecedor y su máxima es bien conocida: “aunque perdamos perras, no cederemos en control del territorio”.
¡Vaya bueno! En Cella creen muchos que han ganado y, paradójicamente, han perdido con la votación. Ya lo advirtió el Ayuntamiento, “aceptaremos el resultado”.
Cella tiene un pozo artesiano que da un caudal medio de 4 (cuatro) hectómetros cúbicos al año. Insuficiente para regar todas las tierras del río Cella. Por lo tanto, la solución para esa agua, no es regar a manta, por el contrario, la solución está en el control y la reserva que le daría la laguna del Cañizar y la modernización de los riegos.
Por otra parte, la modernización en la explotación de los recursos naturales, le daría a Cella cuantiosos beneficios y subvenciones europeas.
Contra el sentido de la historia. Contra el sentido de los modernos tiempos, Cella ha dicho NO. Pues que con su pan se lo coman.
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