"LAS CARRETERAS TRAEN LA GUERRA"
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Teruel ha perdido todos los trenes de
la industrialización y solamente el caciquismo local consintió en unas pocas
actividades que entraban dentro de lo que podríamos llamar aprovisionamientos
básicos: fábricas de luz, molinos y herrerías. La construcción de carreteras
era “espantada” bajo el pretexto de que “traían las guerras”. Teruel, su
provincia, no supo adaptarse a los nuevos tiempos. Su economía fue y es precaria,
sin capacidad para formar capitales
(típico del caciquismo) y su mayor aportación a la economía del Estado fue
enviarle a sus hombres y mujeres como emigrantes a enseñar y producir riqueza en otras
tierras.
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El tiempo de la Revolución Industrial es el comprendido entre los años 1760-1840. Y, entendemos por tal, el cambio fundamental
que se produce en una sociedad cuando su economía deja de basarse en la
agricultura y la artesanía para depender de la industria. Para la provincia de
Teruel, como señala Vicente Pinilla, esta es la situación: “a mediados del siglo
XIX, paralelamente a la revolución burguesa, se estaban sentado las bases del
actual atraso económico turolense. Teruel quedó totalmente marginado del
proceso de modernización que se estaba
produciendo en el resto del país. La agricultura –de subsistencia- y la
ganadería (un 72,4% de la población activa en 1860) no se acogieron al proceso
expansivo que en los años 1830 y 1860 se tradujo en un interés por la
modernización y la racionalización de las explotaciones y por la búsqueda de
mayores rendimientos. La industria (el 14,6 % de la población activa en 1860)
-formada por una producción artesanal en crisis y por pequeños talleres, ropas
para consumo local o comarcal, lanas, molinos aceiteros o harineros- queda
también al margen del proceso de industrialización. La desconexión de Teruel
con cualquier trazado férreo hasta fechas tardías impediría también el
desarrollo minero."
José Manuel Latorre
Ciria en la presentación del libro de José Carrasquer Zamora plasma,
sintéticamente, el estado de la cuestión en la provincia en cuanto a los
estudios relativos a la industria. Comienza un párrafo de dicha presentación con
la lapidaria frase: “La historia empresarial se ha cultivado poco en Aragón
y nada en Teruel”.
Es pues importante
que estudiemos este periodo de nuestra historia en el que se encuentran las
claves de nuestra decadencia actual. Basta leer las estadísticas de población,
publicadas hoy en portada del Diario de Teruel, para hacernos una idea de la
tragedia.
Pero es necesario
estudiar más y mejor aspectos de nuestro pasado como las vías de comunicación
cuyo colapso acrecentó la crisis de la artesanía. Hay que estudiar los recursos
naturales. Hay que estudiar los flujos migratorios y hay que planificar el
desarrollo de acuerdo con una visión crítica de lo ya pasado. Y para tales estudios están los
historiadores.
Otro de los libros
importantes y que ya hemos citado es el de Antonio Peiró Arroyo: “Tiempo de
industria Las tierras altas turolenses, de la riqueza a la despoblación” donde se plasma cómo, la provincia de Teruel, no supo pasar de la
artesanía a la industria. O cómo, Domingo Gascón, tuvo que montar una oficina en
Madrid para vender nuestros recursos naturales, los cotos mineros.
Si conocer, tomar conciencia
de nuestra situación, es el primer paso para despertar, levantarnos y empezar a
caminar. En este momento, pues, tienen su papel los estudios que como el de Carrasquer nos
pueden señalar la trayectoria en muchos aspectos (seguramente errónea) del devenir
de nuestra provincia.
Uno de los males más
señalados ha sido el caciquismo, que nace como resultado de la falta de
alternativas. Ahora que la tecnología ha resulto el tema del campo en Teruel (la mayor parte de la provincia monocultivo del cereal),
pues un tractor labra medio término municipal de un pueblo, los “herederos” de
los viejos caciques, espantado el fantasma de la competencia y control de la mano de
obra… ¡PIDEN INDUSTRIAS! ahora, sin cuento. Algunos se atreven a señalar el número:
EXACTAMENTE 113. El asunto no deja de ser jocoso. Diez por Comarca que hacen un
número de 100. Una industria mediana más por Comarca que suman ya 110 y,
finamente la guinda, tres grandes en tres puntos estratégicos de la provincia: ¡CASTILLOS EN EL AIRE!
Con esa absoluta
falta de seriedad no se puede planificar el futuro de la provincia de Teruel.
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LOS COMIENZOS DE LA ELECTRICIDAD EN TERUEL (1889-1936)
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PRESENTACIÓN DE JOSÉ MANUEL LATORRE CIRIA
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