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miércoles, 25 de abril de 2018

Abril2018/Miscelánea. LA HISTORIA EMPRESARIAL EN TERUEL


"LAS CARRETERAS TRAEN LA GUERRA"
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Teruel ha perdido todos los trenes de la industrialización y solamente el caciquismo local consintió en unas pocas actividades que entraban dentro de lo que podríamos llamar aprovisionamientos básicos: fábricas de luz, molinos y herrerías. La construcción de carreteras era “espantada” bajo el pretexto de que “traían las guerras”. Teruel, su provincia, no supo adaptarse a los nuevos tiempos. Su economía fue y es precaria,  sin capacidad para formar capitales (típico del caciquismo) y su mayor aportación a la economía del Estado fue enviarle a sus hombres y mujeres como emigrantes a enseñar y producir riqueza en otras tierras.
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El tiempo de la Revolución Industrial es el comprendido entre los años 1760-1840. Y, entendemos por tal, el cambio fundamental que se produce en una sociedad cuando su economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía para depender de la industria. Para la provincia de Teruel, como señala Vicente Pinilla, esta es la situación: “a mediados del siglo XIX, paralelamente a la revolución burguesa, se estaban sentado las bases del actual atraso económico turolense. Teruel quedó totalmente marginado del proceso de  modernización que se estaba produciendo en el resto del país. La agricultura –de subsistencia- y la ganadería (un 72,4% de la población activa en 1860) no se acogieron al proceso expansivo que en los años 1830 y 1860 se tradujo en un interés por la modernización y la racionalización de las explotaciones y por la búsqueda de mayores rendimientos. La industria (el 14,6 % de la población activa en 1860) -formada por una producción artesanal en crisis y por pequeños talleres, ropas para consumo local o comarcal, lanas, molinos aceiteros o harineros- queda también al margen del proceso de industrialización. La desconexión de Teruel con cualquier trazado férreo hasta fechas tardías impediría también el desarrollo minero."
José Manuel Latorre Ciria en la presentación del libro de José Carrasquer Zamora plasma, sintéticamente, el estado de la cuestión en la provincia en cuanto a los estudios relativos a la industria. Comienza un párrafo de dicha presentación con la lapidaria frase: “La historia empresarial se ha cultivado poco en Aragón y nada en Teruel”.
Es pues importante que estudiemos este periodo de nuestra historia en el que se encuentran las claves de nuestra decadencia actual. Basta leer las estadísticas de población, publicadas hoy en portada del Diario de Teruel, para hacernos una idea de la tragedia.
Pero es necesario estudiar más y mejor aspectos de nuestro pasado como las vías de comunicación cuyo colapso acrecentó la crisis de la artesanía. Hay que estudiar los recursos naturales. Hay que estudiar los flujos migratorios y hay que planificar el desarrollo de acuerdo con una visión crítica de lo ya pasado. Y para tales estudios están los historiadores.
Otro de los libros importantes y que ya hemos citado es el de Antonio Peiró Arroyo: “Tiempo de industria Las tierras altas turolenses, de la riqueza a la despoblación donde se plasma cómo, la provincia de Teruel, no supo pasar de la artesanía a la industria. O cómo, Domingo Gascón, tuvo que montar una oficina en Madrid para vender nuestros recursos naturales, los cotos mineros.
Si conocer, tomar conciencia de nuestra situación, es el primer paso para despertar, levantarnos y empezar a caminar. En este momento, pues, tienen su papel los estudios que como el de Carrasquer nos pueden señalar la trayectoria en muchos aspectos (seguramente errónea) del devenir de nuestra provincia.
Uno de los males más señalados ha sido el caciquismo, que nace como resultado de la falta de alternativas. Ahora que la tecnología ha resulto el tema del campo en Teruel (la mayor parte de la provincia monocultivo del cereal), pues un tractor labra medio término municipal de un pueblo, los “herederos” de los viejos caciques, espantado el fantasma de la competencia y control de la mano de obra… ¡PIDEN INDUSTRIAS! ahora, sin cuento. Algunos se atreven a señalar el número: EXACTAMENTE 113. El asunto no deja de ser jocoso. Diez por Comarca que hacen un número de 100. Una industria mediana más por Comarca que suman ya 110 y, finamente la guinda, tres grandes en tres puntos estratégicos de la provincia: ¡CASTILLOS EN EL AIRE!
Con esa absoluta falta de seriedad no se puede planificar el futuro de la provincia de Teruel.
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LOS COMIENZOS DE LA ELECTRICIDAD EN TERUEL (1889-1936)
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PRESENTACIÓN DE JOSÉ MANUEL LATORRE CIRIA
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