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lunes, 3 de abril de 2017

Abril2017/Miscelánea. X ENCUENTRO SEMANA SANTA DEL JILOCA. PREGÓN DE PÉREZ CEBRIÁN.

X ENCUENTRO SEMANA SANTA DEL JILOCA
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PREGÓN TAMBOR JILOCA

Gracias a los organizadores del X Encuentro Semana Santa del Jiloca y, en especial, a la Cofradía de la Sangre de Cristo de mi pueblo, que imagino ha sido la que ha propuesto mi nombre para tan alto honor como es pregonar en el pueblo donde no solo has vivido sino también donde has nacido.
Dice el diccionario que el pregón es un acto de promulgación en voz alta de un asunto de interés y del pregonero que es quien divulga o publica algo que es poco conocido. Hombre, voz alta tengo pero divulgar cosas poco conocidas difícil, porque todos sabéis tanto como yo de nuestras tradiciones y de nuestra historia. Es posible, que alguna cosa de interés si que pueda hacerlo o al menos lo intentaré.
Pregón deriva del latín praecantare,que dice que pregonero es el que va delante cantando las excelencias en voz alta, con entonación y énfasis, y eso no me costará mucho trabajo hacerlo porque hablar de mi pueblo y de mi comarca lo puedo hacer durmiendo.
Decía el gran poeta Rainer María Rilhe“La verdadera patria del hombre es la infancia” y, efectivamente, la primera patria es donde naces y vives, donde conoces y eres conocido, donde compartes fiestas y celebraciones y vas acumulando vivencias y ejemplos de todos y cada uno de los vecinos.
Es verdad, la infancia siempre vuelve, vuelve más a la memoria que las cosas que hicimos ayer y tiene una explicación, son las vivencias primeras con tus padres, con tu familia, vecinos y amigos de la infancia, son las vivencias rincón a rincón del pueblo y, como no, de las fiestas y tradiciones que hemos vivido desde la emoción del que se bebe la vida a sorbos.
Nací en el Santo, en una casa enfrente de la rampa y con cuatro años mi primer recuerdo es ver volver a los penitentes desde Villalba y concentrarse en la ermita durante un rato hasta que empezaban a desfilar hacia el pueblo. Ese es mi primer recuerdo relacionado con penitentes y túnicas. Con cuatro años pasé a vivir a la calle Calvario, que como dice su nombre, era el camino que utilizaban las procesiones, que año tras año, jueves y sábado santo pasaban a escasos metros de mi casa y que yo admiraba embelesado en mi edad infantil. Recuerdo las imágenes, los faroles, las flores, las velas en la iglesia y la Semana Santa me recuerda comidas, como el bacalao y los huevos rellenos. Todos los años igual y todos los años los chicos sacábamos matracas y carraclas, pues en esa época los tambores no existían para nosotros.
Para mí, la fiesta de los penitentes era la imagen de Álvaro con el pendón y las cortesías y reverencias en la plaza con las banderas roja y blanca. La celebración de la Semana Santa con la aparición de los tambores y bombos no puede tener otra imagen para mí que la de Luis Esteban, el Alvarico con su túnica y su bombo poniendo pasión como en todo lo que hacía. Si bien los sabéis, era uno de los nuestros y era uno de los buenos y mejores.
Hoy nos acompañan los alcaldes y las cofradías de Torrijo, Villafranca, Calamocha, Caminreal, Monreal y Báguena y los anfitriones Fuentes Claras, así como la Casa del Tambor de Calamocha y las Cornetas y Bombos del Jiloca. A todos ellos, les saludamos y les damos la bienvenida a nuestro pueblo, en una fiesta con el tambor como excusa para reunirnos y reconocernos en costumbres, fiestas e intereses parecidos, con una pasión en común, el tambor.
El destino quiso que me casase en el Bajo Aragón, en pueblo de tambores, que en Alcañíz me nombrasen Hermano Mayor de la famosísima Hermandad del Silencio y que, hace pocos años, en Albalate del Arzobispo me eligieran para pregonar las Jornadas Nacionales del Tambor y el Bombo, donde acudieron 3.000 tamborileros de 20 localidades de varias provincial lejanas.
Os decía al principio que si acaso, de interés o poco conocido podría pues, decir algo sobre el tambor, que por su reciente aparición en el Jiloca quizá os pueda sorprender.
La primera referencia que tenemos de un tambor aparece en una cueva neolítica de Checoslovaquia, con una antigüedad de 8.000 años, más o menos, en época del Diluvio de Noé.
Pocas cosas más antiguas que el Diluvio, pocas más antiguas que un tambor; el tambor tiene memoria, porque sabe tocar de noche, cuando el silencio calla.
Hace 5.000 años, 3.000 antes de Cristo, está documentado un tambor en China, utilizado para la paz y para la guerra, le llaman ku y está muy introducido en el país. Por esas mismas fechas en Mesopotamia, donde se ubicaba la célebre Babilonia y según reza uno de los libros más antiguos “El poema de Gilgamesh” en su tablilla número 2 de las 12 existentes, dice que a golpe de tambor se reúnen sus compañeros, y tira el tambor al infierno por no conseguir la inmortalidad. De Mesopotamia pasó a árabes egipcios (que lo hacían de piel de gato), fenicios, griegos, frigios, iraníes e indios. Cuando Alejandro Magno conquista Babilonia en 331 a.C. encuentra un gran bombo de 1,80 metros.
Algunos autores creen que la inventora del tambor fue la diosa Cibeles, diosa festiva y dada a las juergas con su ahijado Baco que según Eurípides acostumbra a robar los tambores a los frigios para alegrar sus bacanales. Famosa es, asimismo, la fábula del burro de Cibeles escrita por Fedro.
Por otra parte, los griegos y los romanos conocen al tambor como tympanon y tympanium. De ahí tímpano o membrana. Y en la Biblia se documenta que María, la hermana de Moisés, tras cruzar el Mar Rojo tocó el tambor en señal de alegría.
Y, en el salmo 150 de la Biblia, se hace referencia a alabar a Dios con tambores. Y en el Código de Hammurabi en 1.760 a/C, primero libro de leyes aparece regulado el tambor, y en la misma fecha los famosos vedos hindús cuentan que Siva inventó el sánscrito, lenguaje del yoga, dando catorce golpes a su tambor (damaru). Y sánscrito significa lenguaje de los dioses.
Como otros utensilios, el tambor pudo nacer de la casualidad: una piel de un animal que alguien coloca en un tronco vacío y que observa unos sonidos agradables al tocarlo con sus manos, porque en sus orígenes y, durante muchos años se tocaban con las manos. Por su tamaño, la pandereta es una hijuela del tambor muy extendida en la historia, y junto a otros utensilios ha servido durante 7.000 años hasta el año 1.000 para aliviar penas, acompañar bacanales, orgías y fiestas, invocar a la primavera, acompañar el paso de la luz a las sombras, ritos funerarios, magia, pregonar actos, llamadas a la comunidad, ahuyentar a animales, apagar el miedo, amedrentar en las guerras, entre otros cometidos...
Así pues, de los 8.000 años de vida del tambor, 7.000 años han tenido que pasar para que el aspecto religioso por el que ahora lo conocemos se haya impuesto en su faceta más conocida: LA SEMANA SANTA.
Y para llegar a ese uso religioso actual, previamente en 1.086 los almorávides introducirán los camellos y los tambores en las guerras, asustando hasta al propio Cid, cinco años después es introducido en el Alto Aragón y 32 años después se reconquista Zaragoza por Alfonso I el Batallador,  y los territorios en que nos encontramos. En esos años 1.088 se intenta la reconquista de Murcia, y el Cid gana Castellón y Valencia.
Aunque muere un año después, en 1.099, año de la 1ª cruzada a Oriente, entrando con ello en el siglo XII, siglos ambos que van a ser claves para la extensión del uso del tambor, primero en la guerra y después en la religión.
Allá por 1.152, por orden del Papa, los oficios fueron vespertinos y se les llamaban Tinieblas, porque había 15 velas (una por cada salmo), y cuando se apagaba la última después de cantar el Salmo del Benedictus, se producía el “estruendo” o “strepitus” a oscuras y se cantaba el miserere.
En este strepitus o estruendo, se empieza a utilizar el uso del tambor y los franciscanos son los grandes introductores del mismo. Posteriormente, se introducen en las procesiones simbolizando las turbas judías en la subida al Monte Calvario, y eso ya es más que sabido por todos ustedes.
La Semana Santa es un gran auto sacramental en la calle y cada tamborero es un protagonista que tiene su papel: tamboristas, alabarderos, portadores de pasos, rosarieros, putuntunes, manolas, imágenes, auto para recrear año tras año la misma historia.
Estas jornadas son el aperitivo de esa Semana Santa, en primer lugar porque ésta nos sabe a poco y la ensanchamos con estas y otras actuaciones como reivindicaciones varias, actos como los JJOO, la Expo, manifestaciones, cursos de toque de tambor, al igual que a lo largo de ese 2º milenio del uso del tambor ha sido usado por artistas variados.
Teatros y títeres de todo tipo, Manuel de Falla en la ópera “Maese Pedro”, Gunter Grass con su tambor de hojalata, villancicos alusivos en navidad, aparición en orquestas sinfónicas, aparición en conjuntos musicales, novena sinfonía de Beethoven, la rapsodia de Ravel, la Carmen de Bizet, M.A. Berna y La Pasión (Tambores, tambores), Carmen París y su canción “romper la hora”, Carlos Saura en “Peppermint” y Buñuel en  casi todas las películas y que sacaba su tambor en París a las 12 horas de cada viernes santo, recogido en su libro “Mi último suspiro”.
La atracción del tambor es inmemorial y forma parte del subconsciente colectivo de estos pueblos desde la cuna hasta la sepultura. El tambor tiene magia y tiene religión.
Cada hombre necesita estar solo para refundarse, y en comunidad para reafirmarse. Venís porque lleváis todo el año soñando con ese toque perfecto que nunca llega, venís a sacarle a ese tambor el redoble inexistente, venís a sacar del silencio notas de armonía, venís a cortar el cierzo y a desafiarle, venías rezando para que no llueva, venís a probar si vuestro tambor canta o suena, venís a poner sonido al color y color al sonido, venís a gustar y a gustaros, venís a tocar como tocaban al tacto con sus manos aquellos milenarios tamboreros, venís buscando la emoción, venís buscando emociones, ese sexto sentido que sólo es sentido.
Todo tamborista cuenta los días y las horas del año y soñáis con el estrépito colectivo de la rompida del primer toque; ahora estáis como corceles sujetos por bridas  dispuestos a la carrera, lleváis meses esperando esto y pasaréis meses contando hazañas. Os he seguido por Facebook y habéis dicho cosas preciosas: cada tambor tiene vida propia, tengo mi tambor herido, me duele el silencio de los tambores, el tambor es música celestial, toca pulir caja y pretar piel, duende, esto tiene duende, me gusta cuando callan, me gusta cuando hablan, algunos evocan el entusiasmo de la última hora, otros evocan a los que no están y a los que no estarán. Todo eso y más es el tambor, instrumento de guerra, instrumento de paz, instrumento de juerga e instrumento fúnebre, es sentimiento, es cultura, es tradición, y por supuesto, es pasión.
Fuentes Claras, lleva meses esperando, esperándoos, lleva meses fabricando silencio para que lo rompáis.
Despertad ya a esos dormidos tambores y que cobren vida porque este año en Fuentes Claras, este año sí, ese toque perfecto por fin saldrá y ese redoble inexistente por fin será. Este año sí, conseguiremos el estruendo máximo que tímpano humano haya consentido, superando ese reto que siempre llevamos, del trueno del Calvario que partió el cielo en dos. Este año sí, habrá duelos sin fin, duelos soñados para recordar, y dentro de muchos años con todo lo soñado, diremos a los chicos: yo también estuve en Fuentes Claras en 2.017, donde se paró el tiempo, tembló el cielo, el suelo, los edificios y el alma, y ese otro tambor que es el corazón.
Y para los que no tocarán, que se lleven lo que San Francisco decía: Paz, Bien y Buen Camino.
Amigas y Amigos Fuentesclarinos, acoged como sabéis a nuestros amigos que comparten con nosotros la misma pasión, convivamos, bebamos y comamos, hablemos, escuchemos, veamos y toquemos. Porque de tocar se trata y a eso hemos venido, cállese el pregonero y empiece el toque. Es la hora del silencio para que empiece el ruido, y no conozco mejor ruido que el producido por el tambor y el bombo y nada más vistoso que una cofradía tocando como nunca ha tocado.
            Que exploten los sonidos, que aquí se acabó el pregón.
Remitido por: José Antonio Pérez Cebrián.
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Pérez Cebrián, el primero por la izquierda.