TRADICIONAL GANCHADA
EN CASA DOMINGO (ADEMUZ)
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Tras recorrer buena parte del río
Bohilgues en dirección a Vallanca, fuimos a dar con nuestros huesos, ya de
regreso, a la población de Ademuz que ese día celebraba mercadillo en la plaza
de la Iglesia. Recorrimos buena parte de sus empingorotadas calles y plazas,
particularmente la del Ayuntamiento. Descubrimos magníficos rincones, ahora
floridos y, una ermita, recientemente restaurada. Por último, abrimos la puerta
de la Virgen de la Huerta (Luz, dio la luz) para contemplar su estado de
conservación actual.
Ya en el hotel, la comunidad de
fieles se reunió en el refectorio de este popular establecimiento. Aunque, excusaron su ausencia algunos gacheros, sí que tuvimos la alegría por la presencia de
Miguel Barrachina. Miguel que ha estado un poco pachucho andaba preocupado
porque se le han helado las nueces y, hace bien en preocuparse de tan sustancial
pérdida. Marcial, por el contrario, como trabaja en el gremio del “fúsil” nunca
se queja de las heladas. De Mas de
Jacinto nos acompañó Paco Murciano que se conoce estos “tientos” como la palma
de la mano.
Con estas presentaciones y la suma de
nuevos miembros, cuya incorporación definitiva a la GACHADA está a expensas de
la formalización de su ficha-registro y la constatación de que el Curriculum
Vitae carece de toda “mancha” o “lámpara” alimentaria.
Así pues, maese Saura, sacando su
cuchara de plata metió GANCHADA en ese enorme cocido que le presentó el adusto
camarero. Hincola (con perdón) pues y tropezó con morcilla, chorizo, costilla, amén
de otras piezas menores acompañando y dando sustancia a la patata y al garbanzo del Rincón. Con
mayor codicia se aficionó a la carne que venía de segundo y, ensartándola con
el tenedor, la despiezó dejando el hueso huérfano y frío a un costado del
plato. Entre una y otra cosa daba suspiros como queriendo articular algún tipo
de mensaje que no alcanzábamos a comprender. Hasta que por fin y, tras tomar un
trago de vino, exclamo: ¡JODER, ESTÁN ARDIENDO! Pues, no comas can tantas “ansias”
le dijo otro Gachero. De aquí pasamos a los postres, para los que no se ha
instituido Ganchada y que desde luego no queman como, sí quema, la verdad en la
boca.
De lo que fueron los postres, cafés,
licores y demás asuntos lo sentenciaré en este epítome de una sola palabra:
magnífico.
Con todo, lo más sustancial de la
jornada fue el paseo por el río BOHILGUES y de tal ocasión y del efecto que nos
produjo su visita, les enviaré a ustedes, en próximas cartas, nota cierta de todo ello.
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