FERROCARRIL MINERO
OJOS NEGROS-SAGUNTO
Y EL PUERTO DE
SAGUNTO
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Con lo que sabemos hasta ahora
parece, lo más lógico, que don Ramón de
la Sota hubiera transportado el mineral de hierro de Ojos Negros al puerto de
Valencia, tras acercarlo/bajarlo a Santa Eulalia del Campo. Era el año 1901
cuando estaba a punto de terminarse el ferrocarril llamado El Central de Aragón
que uniría inmediatamente Calatayud con Sagunto y Valencia. Sin embargo, para
el año 1907, don Ramón ya había construido su propio ferrocarril de vía
estrecha, tras no alcanzar acuerdo de transporte con el Central, por cuestiones
puramente económicas. Este nuevo ferrocarril hizo que se acortara el viaje hasta Sagunto y que construyera
aquí, un puerto marítimo (nace el Puerto de Sagunto). Don Ramón de la Sota tenía intención de vender el
hierro al Reino Unido, para entonces el primer imperio mundial y centro de las
principales manufacturas del planeta. Interesaba, por razones obvias, al
Central de Aragón, transportar el mineral e interesaba al puerto de Valencia
servir de base para cargar en buques dicho mineral. Todo quedó en nada, al
parecer por la diferencia de un céntimo por tonelada, según versión popular.
¿Pero, cuál es la verdad del asunto?
Domingo Gascón y Gimbao en el último
número de la revista Miscelánea Turolense con fecha de 15 de enero de 1901 lo
señala con meridiana claridad. Como siempre, la corrupción es la causante de
muchos de los males que padecemos. La compañía concesionaria del central de
Aragón vino a tender las vías de la manera más fácil y económica posible y a
llevarse los 25 millones de subvención estatal. Por ello dice: “Los concesionarios encontraron fácilmente la
influencia que necesitaban para poder fijar su atención, más que en el
cumplimiento de los deberes contraídos, en la conveniencia de su negocio.” Y sigue: “Vinieron
por los 25 millones de pesetas de subvención y a colocar el material fijo y móvil
que en gran parte tenían almacenado en sus depósitos de Bélgica”. Pero el
punto clave de esta línea es aquel en que se tienen que acometer obras de
envergadura para atravesar con puentes o túneles los valles y las montañas. Aquí
buscaron el apoyo de personas influyentes que les facilitaran un tendido de vías
cómodo, aunque perjudicial para el país y para su economía. Lo dice bien claro
Domingo Gascón: “Ni en las expropiaciones
ni en las modificaciones del trazado ni en ninguna ocasión se han cuidado de
otra cosa que no fuera su conveniencia, aunque al país le causaran perjuicios
de gran consideración. Dígalo si no la variante introducida en la huerta de
Teruel.”
En la huerta de Teruel está la “madre
del cordero”. Se trataba de llevar el
trazado desde el puerto de Cella, con 1.000 metros de altitud, hasta del de
Escandón con 1218 metros de altitud. Para evitarse hacer puentes, los belgas
cuentan con la inestimable ayuda del conde de la Florida que
regala a la ciudad sus huertas. Las mismas que actualmente ocupan la
estación y toda la era de vías. Bajan el ferrocarril por el barranco de Caudé y
Concud hasta la vega del río, para luego, desde la vega de Teruel, elevarlo
hasta el Escandón. El resultado es el
peor y más complicado puerto del ferrocarril de mercancías y pasajeros de
España. Mientras tanto, don Ramón
que se recorre a caballo todo el trazado de su ferrocarril, lo lleva hasta los
Baños de la Huerta Nueva de Teruel. Al contrario del Central de Aragón, todavía
tiene que hacer dos viaductos: uno sobre el Alfambra y otro conocido como del “Puente
Minero”. También, tiene que perforar con túneles alguna montaña. Desde la
estación de los Baños el tren minero tiene que descomponer los convoyes
compuestos de 28 o 32 vagones en grupos de 14 o 16 vagones y subirlos hasta el Escandón.
El culpable de que don Ramón y el
Central de Aragón no llegaran a un acuerdo, como bien puede comprenderse es la
corrupción en la administración pública, la deficiente gestión y el entender
que el dinero público no es de nadie y se dispone de él al antojo del
gobernante de turno. No nos resulta extraña ni sorprendente a los españoles
esta historia, porque todavía seguimos viendo casos parecidos a la hora de hacer
el Estado concesiones de obra pública. ¡El cuento de nunca acabar!
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Puerto Sagunto
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Puerto Sagunto
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Puerto Sagunto
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