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lunes, 29 de octubre de 2012

Octubre2012/Miscelánea. TODOS LOS SANTOS

EL TÚMULO
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La muerte, también, en la Civilización Cristiana es un transito hacia la otra vida. En el momento del óbito, el alma deja el cuerpo, la materia, donde ha estado prisionera durante una vida humana y asciende al Cielo. Ese momento en que el alma deja el cuerpo mortal no está muy determinado, si parece, sin embargo, que esté relacionado con el último hálito de vida de la carne mortal. Por todo ello el lugar de la muerte debe estar perfectamente calculado si queremos que el transito se haga con total eficacia y seguridad. De la misma manera el lugar del enterramiento tiene que ser adecuado para el reencuentro con Dios, pues se piensa en la "resurección de los cuerpos".  Debemos señalar el camino que debe tomar el alma para no equivocarse y perder el rumbo. Puede parecer una cosa baladí, sin embargo, no lo es en absoluto. Así pues, en las casas tradicionales, no es extraño ver las puertas y ventanas pintadas de azulete. Desde la cama situada en la sala grande de la casa, el alma al expirar es conducida por un camino azul hasta el cielo (también azul). A parte de estas medidas tendentes a conducir al alma a  buen puerto, es necesario asegurarse del éxito, ya que del más allá nunca llegan indicaciones de ello. El éxito final del viaje (con el Fin del Mundo) se asegurará mejor si el cuerpo mortal es enterrado en sagrado. Por ello la preferencia será siempre el enterramiento dentro de la iglesia o catedral. Cualquier lugar en suelo sagrado es bueno. Quedé asombrado al entrar en la iglesia de Valderrobres y al poner el primer pie dentro de ella, percibí, que la primera losa, era una losa sepulcral. Así pues, el que tiene dinero se habilita un lugar en sagrado, ya sea haciéndose una capilla en la iglesia o bien, construyendo ermitas y fundando cofradías. Los cofrades tienen derecho a ser enterrados en sagrado, dentro de la ermita. El resto de los mortales se entierran junto al lugar sagrado. Por ello todos los cementerios estaban situados junto a las iglesias o ermitas. Quedan muchos en Galicia, sin embargo, en el resto de España es en el siglo XIX cuando se toma la medida por razones de “salud pública” de sacar los cementerios de las poblaciones. En el diccionario Madoz se señala constantemente, si el cementerio está, o no, situado en “lugar ventilado”. Así pues, obispos, cardenales, nobles y personas principales que pueden pagárselo, establecen su última morada terrenal en lugar sagrado. Tadeo Calomarde está enterrado en la iglesia de Olba, por ejemplo, siendo natural de Villel. La última morada tiene, pues, más que ver con el deseo de trascendencia que con el lugar de nacimiento (el Padre Polanco en la catedral de Teruel siendo palentino). Actualmente se está poniendo de “moda” la incineración. Es una práctica de aquellos que no creen en el más allá, ni en una vida, aunque sólo sea espiritual, después de la terrenal.
Halloween
De tiempos anteriores a nuestra cultura Judeo-Cristiana, conservamos un importante legado Celtíbero (los celtíberos son los Celtas que habitaron el Sistema Ibérico) en materia funeraria. Los celtíberos crean profundos lazos tribales y familiares que trasladan a sus parientes a la hora de la muerte. Los hombres eran enterrados con sus armas (panoplia) y las mujeres con sus ajuares y joyas. Creían en el más allá y sus tumbas eran cubiertas de tierra hasta formar un túmulo o montón de tierra. A aquellos a quienes rechazaba la tribu eran abandonados sin sepultura como forma de castigo. Actitud que se ha conservado en la península hasta no hace poco. El caso más palmario es el de Domingo Rey d'Harcourt que tras rendir sus tropas en la Batalla de Teruel no se permitió, a su familia, que su cuerpo fuera trasladado desde Pont de Molins, donde fue fusilado, hasta la residencia familiar.  La costumbre de horadar calabazas y ponerles dentro una vela o luminaria se ha practicado aquí, para Todos los Santos, desde siempre. Se trata, pues, de una costumbre Celta y por lo tanto enraizada en nuestro acervo cultural.
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JORGE MANRIQUE
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
como se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando:
cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado
da dolor,
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
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Y pues vemos lo presente
cómo en un punto es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
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GUSTAVO ADOLFO BECQUER
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
podredumbre y cieno?
¡No sé; pero hay algo
que explicar no puedo
que al par nos infunde
repugnacia y duelo,
al dejar tan tristes,
tan solos, los muertos!
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EL
 ILMO. SR.
D. VICENTE CRESPO
Y LEÓN
DESCANSÓ EN EL SEÑOR
EL DÍA 16 DE AGOSTO
DE 1933
R. I. P.
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Entrada al cementerio de la capital de la provincia.
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