DE LA FILOXERA AL CULTIVO HIPERINTENSIVO DE LA VID
La vid es una planta mediterránea que
junto al olivo y el cereal forman una famosa triada. Por otra parte, se dice que
la vid la trajeron a la península ibérica los romanos. Asunto que está en
cuestión dado que, en Segeda, una población celtibérica en el río Perejiles, junto a la actual población de Mara, se han
encontrado en las excavaciones arqueológicas de un lagar pepitas de uva.
Sea como fuere, la vid, resistente a la
sequía y a los calores estivales ha proliferado por estos lares de forma
inusitada. Bastaba con clavar un sarmiento “barbado” en la tierra para tener
una cepa o una parra.
Así estábamos hasta finales del siglo
XIX en que llegó una plaga endémica de las vides americanas conocida como la
Filoxera. Esto supuso una revolución total en la vid, en su cultivo, en su
producción (cuatro kilos por cepa), en sus variedades, en su transporte y, en
la elaboración y venta del vino.
El resultado final fue que hubo que
levantar todas las vides (o casi todas, por esta tarea Cariñena obtiene el título de ciudad), poner pie americano e injertar. La
producción aumentó a unos cuatro kilos de uva por cepa de media. La aparición de nuevas
enfermedades que atacan a la hoja y a la uva (oídium y mildéu). En los años 20
del siglo XX se firma el Estatuto del Vino que prohibía la fabricación de vino
artificial. Y, sobre todo, el dominio de la garnacha como uva que iba a dar cuerpo
al vino francés. Francia copará el monopolio del vino y establece una base en la
Rioja. Se construyeron ferrocarriles en base a la exportación del vino, como el
de Cariñena.
Tras la Guerra Civil (36-39) y dada
la descapitalización del campo se desarrollan múltiples cooperativas de la mano
del Estado. Allí donde la iniciativa particular no llegaba con su bodegas
tradicionales aparecen la cooperativas, se las conoce porque llevan el nombre
del patrón del pueblo (San Valero, San Esteban, San Nicolás de Tolentino, San Bernabé…).
El sector aparece momificado hasta el año 2000 en que a instancias de Europa se produce la reestructuración del sector. Básicamente se conserva la superficie dedicada al viñedo. Se cambia de variedades y se planta en espaldera. De tal forma que, con la misma superficie de cultivo, se multiplica por tres la producción. El problema está servido.
En cuanto a la producción de vino el
error se produjo en el momento de la reestructuración del sector en torno al
año 2000. En ese momento se mantuvo la superficie cultivada (los famosos derechos) pero se multiplicó por tres la
producción (la tres cosechicas).
Se ha inundado el mercado de vino a
un precio inferior al coste de producción. Muchos viticultores están en la
ruina. Peor lo han pasado los cooperativistas por la mala gestión (un mal
endémico en las cooperativas) en la relación producción-venta.
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