En nuestro viaje al pirineo oriental
catalán paramos a comer en Roda de Isábena. Tras levantar los manteles se
planteó la cuestión del topónimo. ¿Por qué el topónimo Roda/Rueda para esta
localidad? La otra cuestión era, y es, la gran repercusión mediática y social
que tuvo el expolio de la excatedral por parte de Eric el Belga. Como suele
decirse, no hay mal que por bien no venga. Y este mal supuso un aldabonazo para
empezar a valorar el patrimonio aragonés, tan maltratado por los propios
aragoneses a lo largo del tiempo. Aragón posee un rico patrimonio artístico en
el que subyace un potente activo económico. Por el arte en sí mismo y por la
economía (también) tienen que tratarlo con especial interés las autoridades y los
propietarios de los edificios y de las obras de arte. Para resolver estas dos
preguntas hemos recurrido a dos autoridades en la materia. El primer lugar nos
hablará de la catedral el SIPA: Servicio de Información del Patrimonio Aragonés
y, en segundo lugar, de la Rueda del molino aceitero de Roda, el Sr. Don. José Antonio Duce.
Descripción
La ex catedral de San Vicente y San
Valero de Roda de Isábena es la catedral más antigua de Aragón. Conserva el
esplendor del románico y del periodo en el que Roda de Isábena se convirtió en
el centro religioso y político del condado de la Ribagorza. Se fundó en el
siglo X, después de que Ramón II consiguiera que Roda de Isábena fuera nombrada sede
episcopal. Dada su importancia se declaró en el año 1924 Monumento Nacional.
La catedral se levanta sobre los
restos de un castillo y fue consagrada el 1 de diciembre del año 956 con la
advocación de San Vicente. Las obras de construcción de la catedral se
prolongaron durante dos siglos, debido a que en 1006 los árabes destruyen parte
de su estructura. Gracias al obispo San Ramón se termina su reconstrucción en
el siglo XII en estilo románico lombardo. El siglo XVIII supone el declive de
esta institución religiosa, perdiendo el rango de catedral por el de colegiata
para no ser más que iglesia parroquial en la actualidad.
Se trata de un conjunto monumental,
situado en la parte alta de la población, formado por la iglesia, tres criptas,
una torre y un claustro trapezoidal, al que se añadieron posteriormente la
hospedería y un pórtico. La fábrica original es de sillar mediano y presenta en
el exterior de los ábsides decoración de
tradición lombarda como lesenas, arquillos ciegos y bandas de esquinillas.
La iglesia presenta planta basilical
de tres naves que se dividen en tres tramos. La cabecera de tres ábsides está
precedida por un presbiterio bajo el que se abren tres criptas. De igual forma
se divide en tres naves la cripta alojada bajo el ábside central. Las cubiertas
y soportes son parte de la reconstrucción del templo en el siglo XII. Así, las naves laterales se cubren con bóvedas de
arista, de cañón apuntado en el presbiterio y en la central se sustituyó
posteriormente una techumbre de madera por bóveda de cuarto de esfera. Las
naves de la iglesia se separan por pilares cruciformes y las de la cripta por
columnas que sustentan pequeñas bóvedas de arista.
En su lado norte tiene adosado un
claustro románico abierto mediante arquería de medio punto sobre columnas con
capiteles historiados e inscripciones funerarias. A través del claustro se
accedía a las dependencias de la enfermería, la sala capitular, el refectorio,
el dormitorio y a la capilla de San Agustín.
El interior de la catedral y los
bienes muebles que custodian son el gran atractivo de este edificio. En la
cripta norte, bajo la sacristía, denominada Sala del Tesoro o Archivo, reposan
los restos de San Valero en una arqueta esmaltada del siglo XVI. El Maestro de
Navasa decoró en el siglo XIII los muros de este espacio con pinturas
referentes a San Valero y Cristo tales como su bautismo por San Juan o San
Miguel pesando almas. El ciclo pictórico se completa con un calendario
menológico. La cripta central acoge el sarcófago de San Ramón, el ejemplo de
escultura funeraria románica mejor conservado de Aragón. El sarcófago se apoya
sobre cuatro tallas que representan a los Evangelistas junto a escenas de la
infancia de Jesús y la figura de San Ramón.
En esta catedral descansan los restos
de otros siete obispos y alberga importantes bienes muebles entre los que
destacan un órgano del siglo XVII y el altar mayor, decorado con tallas
realizadas por el escultor Gabriel Yoli. El claustro presenta grabados en los
arcos y muros laterales que hacen referencia los personajes más influyentes de
la Iglesia. En la capilla de San Agustín también se pueden admirar en sus muros
pinturas románicas que representan a Cristo en Majestad rodeado por el
Tetramorfos y a los santos Ambrosio y Agustín.
Hasta 1979 la catedral contó con un
museo catedralicio que, expoliado ese año, sufrió grandes pérdidas como la
silla de San Ramón robada por el ladrón llamado Eric el Belga y recuperada
fragmentada más tarde. Así, relicarios, tablas, vírgenes, tapices, indumentaria
hispanomusulmana y otras piezas se exponen hoy a lo largo de la catedral, a
expensas de que se acondicione la antigua enfermería para alojar un nuevo
museo.
Historia
Construcción original, Siglo X al
Siglo XI
La catedral fue levantada sobre los
restos de un castillo en el siglo X, en estilo románico. Se consagra en
diciembre de 956, bajo la advocación de San Vicente. Los territorios donde se
asienta Roda de Isábena pertenecían a la diócesis de Urgel a finales del siglo
IX. Es en el siglo X Ramón II de Ribagorza solicita a Urgel el condado y su
independencia religiosa. Entonces Roda de Isábena se convierte en nueva sede
episcopal. Odesindo, hijo de los condes de la Ribagorza será nombrado obispo,
al que sucederá Aimerico.
Reconstrucción, Siglo XI al Siglo XII
Roda es ocupada por Abd el Malik hijo
de Almanzor en el año 1006. La ocupación tiene como consecuencia la destrucción
de los edificios cristianos más importantes y sobre todo su catedral. Entre
1017 y 1030 se inició la reconstrucción de la catedral y no se terminará hasta
el siglo XIII. Fue realizada por constructores lombardos, sustituidos
posteriormente por otros de origen navarro en tiempos de Sancho III el Mayor de
Navarra. La nueva iglesia tenía tres naves y tres ábsides decorados
exteriormente al estilo lombardo. En torno a 1010 se comienza a trabajar en el
campanario. El aspecto actual de la catedral se debe a la terminación de las
obras en el siglo XII durante el mandato del obispo San Ramón. La portada Sur
se construye en el siglo XII.
Siglo XI (1030)
En 1030 se realiza la consagración
del edificio que subsiste parcialmente en la actualidad. En el año 1068 Sancho
Ramírez dota económicamente a la catedral para que se establezca una comunidad
de clérigos. La capilla de San Agustín se consagra en 1107 como oratorio de la
enfermería y en 1125 la cripta central, dedicada a la Virgen. Roda será sede de
obispos hasta 1149, cuando tras la conquista de Lérida a los musulmanes se
traslada allí la sede episcopal.
Reforma, Siglo XVI
Durante los siglos posteriores se
unieron al complejo catedralicio otras dependencias hasta constituir un
conjunto arquitectónico formado por la propia catedral, con su claustro, torre
y aposentos contiguos de sala capitular, capilla de San Agustín, refectorio y
palacio prioral. En 1525 se procedió a la renovación de diversos edificios del
conjunto. Es posible que durante esta campaña se construyese la cubierta del
refectorio. En 1569, según indica la inscripción de la cripta situada bajo el
ábside norte, éste es sustituido por un espacio rectangular destinado a cumplir
las funciones de sacristía.
Inserción de elementos muebles, Siglo
XVI al Siglo XVII
Entre los años 1533 y 1536 el afamado
escultor renacentista Gabriel Yoli lleva a cabo la construcción del retablo
mayor de la catedral. También datan del siglo XVI y del XVII los retablos de
San Miguel, el de San Sebastián y el del Rosario. El obispo Pedro de Santiago
encarga realizar unos relicarios de madera sobredorada en el año 1650, para
custodiar los restos de San Ramón y San Valero. En 1653 fray Martín Peruga
fabricó el órgano, que todavía está en uso. La sillería del coro es una obra
tallada en nogal de 1786.
Ampliación, Siglo XVIII
En el siglo XVIII se construyen el
pórtico sur y la torre actual en estilo Barroco Clasicista. El diseñador del
pórtico es el arquitecto Silvestre Colás. Algunos años después se realizan
reformas menores en el interior de la iglesia. Serán las últimas actuaciones
antes de que en 1787 el obispo de Lérida declarara la secularización del
cabildo de Roda, quedando reducido a simple colegiata.
Desamortización, Siglo XIX (1843)
La iglesia de Roda pierde gran parte
de sus bienes con la Desamortización del siglo XIX, en concreto en 1843. Los
bienes de Roda fueron subastados y la colegiata pierde su jurisdicción pasando
a ser iglesia parroquial.
Restauración, Siglo XX
En 1931 se inició una restauración,
que continuó en los años 40. En 1962 comienza una segunda fase de restauración,
que se prolongará durante varias décadas, dirigida por el arquitecto Francisco
Pons Sorolla.
Destrucción de elementos muebles,
Siglo XX
En 1979 el famoso ladrón de
antigüedades conocido como Eric "El Belga" robó valiosas piezas de
arte en esta catedral. Entre ellas destaca la silla de San Ramón, obra del
siglo IX, que fue troceada para poder pasar la frontera, y de la que se pudieron
recuperar algunos fragmentos.
Musealización, Siglo XX
Hasta 1979 el museo catedralicio se
localizaba junto a la nueva sala capitular. Tras los robos sufridos ese año el
museo se cierra y en la actualidad las principales piezas litúrgicas
pertenecientes a su colección permanente se exponen a lo largo de los muros de
la iglesia de San Vicente. En 1991 se comenzaron obras de acondicionamiento en
algunas salas para albergar un nuevo museo, que probablemente se instale en la
antigua enfermería.
Declaración, Siglo XX al Siglo XXI
Iglesia de San Vicente Mártir en Roda
de Isábena (Huesca) fue declarada Monumento Nacional mediante Real Orden de 17
de enero de 1924 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes,
publicada en la Gaceta de Madrid de 25 de enero de 1924.
El Boletín Oficial de Aragón del día
3 de octubre de 2003 publica la Orden de 3 de septiembre de 2003, del
Departamento de Educación, Cultura y Deporte, por la que se completa la
declaración originaria de Bien de Interés Cultural de la denominada Iglesia de
San Vicente Mártir (ex Catedral) en Roda de Isábena (Huesca), conforme a la
Disposición Transitoria Primera de la Ley 3/1991, de 10 de marzo, de Patrimonio
Cultural Aragonés.
Restauración, Siglo XX al Siglo XXI
Desde los años 90 se han realizado
pequeñas intervenciones con el objetivo de adecuar espacios para albergar el
museo así como trabajos de restauración de la decoración interior, del órgano
del templo y de otros bienes muebles.
En el año 2004 desde el Gobierno de
Aragón se ve necesaria una inversión para restaurar la iglesia de San Vicente
de Roda. El proyecto se aprueba tras un convenio suscrito por el Gobierno de
Aragón, Ibercaja, el Ayuntamiento de Isábena y el Obispado de Monzón-
Barbastro. En esta actuación se restauraron las cubiertas y la torre, se
realizó un saneamiento general de la fábrica de los muros y se acondicionó el
archivo-biblioteca y la sala de lectura situados sobre el atrio de la catedral.
El presupuesto total ascendió a 836.580 euros.
Restauración, Siglo XXI (2016)
En diciembre de 2016 concluyeron las
obras de restauración de la arquería y de los paramentos del lado norte del
claustro de la catedral financiados por el Gobierno de Aragón y que contaron
con un presupuesto de 78.759,11 euros.
Restauración, Siglo XXI (2017-2018)
En enero de 2018 concluyó la segunda
fase de restauración para recuperar las arquerías de los lados este y oeste del
claustro. El Gobierno de Aragón invirtió 137.719,80 euros en esta intervención.
Los restos de las instalaciones de un antiguo molino de
aceite, reubicados tras la catedral del pueblo altoaragonés de Roda de Isábena,
son los elementos que protagonizan la nueva entrega de la serie “Aragón en mi
recuerdo”, creada por el fotógrafo aragonés José Antonio Duce.
Aunque ahora está inerte y expuesta como una pieza de museo,
fue en su día un utensilio que daba la vida y el sustento a los pobladores de
Rueda de Isábena, en la comarca oscense de la Ribagorza. Tirada por un burro u
otro animal de las caballerizas de algún vecino, el molino de piedra giraba
para moler hasta la última oliva de la cosecha.
Al fondo, los restos de una prensa de viga y quintal, un
artilugio antiguo basado en un sistema de palanca y utilizada entre los siglos
XVII y XIX como segundo paso de la cadena de obtención del aceite: tras moler
el fruto, la pasta resultante se prensaba para extraer el aceite de oliva.
José Antonio Duce, con solo dos objetos recogidos en una de
sus instantáneas, consigue hacernos viajar al pasado, a esa época de molinos de
piedra, prensas de viga y caballerizas utilizadas como herramientas de trabajo.
Duce, además, logra situarnos sin esfuerzo en el pueblo altoaragonés al que
pertenecen. Roda de Isábena, aunque cuenta ahora con pocos más de 62 habitantes,
fue en su día capital del condado de Ribagorza y también sede episcopal. Su
catedral, tras la que se sitúan ahora el molino y la prensa, ha sido levantada
en dos ocasiones a lo largo de la historia: la primera fue consagrada en el año
956 pero, tras ser destruida por Abd el Malik, un segundo templo fue construido
y consagrado en 1030.
Duce nos muestra una imagen de dos elementos que nos invitan a recordar las vivencias o los relatos escuchados sobre la forma de vida de antaño pero que, por su localización en la villa, tras la catedral, nos llevan a recorrer toda la grandeza histórica que tuvo el ahora diminuto pueblo pirenaico de Roda de Isábena.
**
*