ALBARRACÍN Y EL RINCÓN DE ADEMUZ
(Por qué Albarracín es aragonés y
Ademuz valenciana)
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Esta es la pregunta que se pueden
hacer muchas personas que viven en nuestra área geográfica. La respuesta
general y abstracta es que la situación actual es el resultado del devenir
histórico. Durante la época celtibérica, romana, visigoda y del Califato de Córdoba, es
decir, hasta el año 1031, este problema y estas preguntas, no existían. La
cuestión nace con la caída del Califato y la creación de las taifas o reinos
musulmanes. Durante el Califato los ataques o la defensa del mismo son
globales. Un ejército musulmán resolvía la cuestión bélicas y las almofallas/almohajas (hueste en cabalgada) recogían los impuestos y los bajaban a Córdoba. Otra cuestión se plantea
con el nacimiento de las taifas. Cada una de ellas tiene que establecer sus mecanismos de
defensa frente a los cristianos y, aunque hay momentos en que unen sus fuerzas (Cutanda),
cada una de ellas tiene que organizar su defensa estableciendo fronteras,
castillos y marcas. De esta forma nacen posiciones avanzadas que en nuestro caso
son: Albarracín que es avanzada y tierra soberana de la taifa/reino de Murcia. Por
otro lado Ademuz y Castielfabib son avanzada de la taifa/reino de Valencia.
ALBARRACÍN
En torno al año 1168 llega Alfonso II
de Aragón a fundar Teruel y la presión sobre Albarracín se acentúa. En estas
mismas fechas, entre 1165 y 1168, en pago a la ayuda militar proporcionada
contra los almohades, Ibn Mardanīš cedió el antiguo territorio de los Banū
Razīn (Albarracín) al Señor de Estella, Pedro Ruiz de Azagra. Este territorio
se convertirá en el Señorío de Albarracín, pasando a ser un territorio soberano
enclavado entre el Reino de Aragón y el Reino de Castilla en manos de un
vasallo del Reino de Navarra. Pero, esta soberanía se verá siempre cuestionada
tanto por Aragón como por Castilla. El señorío sobrevive porque la fortaleza de
Albarracín es inexpugnable y resiste todos los ataques (memoria de ello es el barrio de los Palacios, junto al portal de Molina). Por otra parte, y en general, si el señorío se queda sin descendencia (heredero) debe volver a quien otorgó el señorío, es decir, a quien domine o detente Murcia en su poder. Es por ejemplo, el caso del Principado de Mónaco, si no tuviera un heredero, volvería la soberanía a Francia.
La cuestión de la toma de Albarracín
no se resolverá hasta la Guerra de los Dos Pedros (siglo XIV). Esta guerra la
levanta Castilla contra Aragón por su apetencia y necesidad de llegar al mediterráneo (mar de
la cultura y del comercio). La guerra la gana Castilla y Murcia queda en poder de Castilla. Castilla, entonces, reclama Albarracín. Era normal, el territorio había
pertenecido al rey Lobo (Ibn Mardanish) de Murcia. El rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso
intenta una última "jugada" para salvar Albarracín ya que su hermanastro y
heredero del señorío se posiciona a favor de Castilla. Las cosas parecían
decididas cuando Pedro IV en Burriana llama a su tienda a su hermanastro y lo
asesina. Definitivamente, con esta jugada, Albarracín queda en manos de Aragón, ya que Pedro IV pasa a detentar el derecho de heredad.
ADEMUZ
Este territorio era una posición
avanzada de la taifa/reino de Valencia hacia posiciones cristianas. Aquí la
cuestión es más sencilla. Cuando el rey Jaime I conquista Valencia no la
incorpora a su territorio patrimonial, es decir a Aragón, sino que crea un
reino cristiano nuevo (división de la potesta real) manteniendo las
fronteras del reino musulmán. De esta forma, Villel-Libros, Castielfabib-Ademuz pasan a ser posiciones defensivas
controladas por los Templarios, pero Villel es aragonesa y Ademuz valenciana.
Cuando desaparecen los templarios Villel pasa a los Sanjuanistas y el rincón de Ademuz
a la orden de Montesa. Cada castillo y cada posición defensiva queda dentro de
sus respectivos reinos y soberanías.
Por esa razón Ademuz nunca tuvo
litigios con Aragón, cosa que no pasó con Albarracín. Otra cuestión es “la
lógica de las cosas”, pero en aquellos remotos tiempos, las cosas se hacían
también con cierta lógica y una de las preocupaciones “lógicas” y básicas era
la defensa.