Durante mucho tiempo
fue un misterio saber quién se escondía tras el Avellaneda que escribió el Quijote
apócrifo. A día de hoy, para nosotros,
el asunto está bien resuelto por el profesor Alfonso Martínez Giménez.
Avellaneda no era otro que Jerónimo de Pasamonte (natural de Ibdes, pueblo
zaragozano) un viejo conocido de Cervantes y compañero de armas y letras.
Cervantes comenzó a plagiar a Pasamonte y no solamente a plagiarlo, sino que
fue ridiculizado en bastantes capítulos de su novela.
Ahora se ha planteado
otra disputa entre Cervantes y Shakespeare. Parece ser cierto que no se conocieron
en persona, pero sí, parece real, que ambos conocieran sus recíprocas
producciones literarias.
Ha aparecido
recientemente una obra atribuida a Shakespeare que lleva el nombre de Cardenio,
un personaje que aparece en la primera parte del Quijote. Por el contrario,
Cervantes, en la segunda parte del Quijote, parece querer ridiculizar la obra de teatro
del inglés que lleva por título El mercader de Venecia.
Como puede verse en el
texto que colocamos arriba, Sancho Panza da solución a un litigio entre dos labriegos que se apuestan en una carrera de 100 pasos, por el método del “Mercader de Venecia” que consiste en cortar carne
de una persona viva. La solución “fantástica” y fuera de lugar que da Sancho, no tiene otro
referente en la literatura de su tiempo que el caso que se describe en la obra
de Shakeseare. De esta forma parece burlarse Cervantes del escritor inglés. Cortar carne para saldar una deuda o cortar carne para compensar el peso de los contrincantes en una carrera, ambas, parecen absurdas y fuera de lugar.
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