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domingo, 13 de diciembre de 2020

Diciembre2020/Miscelánea. RELATO DEL FUNERAL DE LAGASCA POR YÁÑEZ

RELATO DEL FUNERAL DE LAGASCA

Y ACUERDOS TOMADOS POR LA ACADEMIA DE CIENCIAS NATURALES Y ARTES DE BARCELONA

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Tomado del:

ELOGIO HISTÓRICO A

D. MARIANO LAGASCA Y SEGURA

1776 – 1839

Por el doctor Agustín Yáñez y Girona

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“El 26 de junio de 1839 fue un día de luto para las Ciencias Naturales. En dicho día terminó su carrera mortal, después de una larga serie de padecimientos, el gran botánico don Mariano La-Gasca y Segura. Los amantes de las glorias españolas, los aficionados a los conocimientos útiles, lloran todos la muerte del modesto sabio, cuya pérdida dejaba entre nosotros un vacío inmenso en el estudio de los vegetales. La ilustrada Barcelona no podía mostrase indiferente a tan tamaña desgracia, y cumplió con el deber de manifestar su sentimiento y tributar los honores a los respetables restos que tiene la gloria de guardar en su cementerio. El Excmo. Ayuntamiento constitucional proporcionó el coche fúnebre de más lujo, tirado por ocho caballos ricamente enjaezados, para trasladar el cadáver en la tarde del día 27; seguía el coche del respetable obispo, que había tenido alojado en su palacio al difunto por espacio de seis meses, y endulzado las amarguras de su situación con todas las atenciones de la amistad más fina y de la caridad cristiana más heroica cuyo coche iba ocupado por el señor don Benito Pigém, arcediano del Llobregat, en representación de S.E.I., acompañado de un pariente y dos familiares de nuestro prelado, y una porción de coches ocupados por las comisiones de las corporaciones literarias de la ciudad, a las que pertenecía La-Gasca, y por algunos particulares que quisieron prestar este obsequio a su mérito y reputación, cerraban el acompañamiento. Llegada la comitiva al cementerio, y antes de colocar el ataúd en el nicho que se le tenía destinado, el doctor don Agustín Yánez, decano de la comisión de la Academia de Ciencias Naturales y Artes, improvisó en representación de la misma, un discurso afectuoso en elogio de La-Gasca, que fue oído con el mayor recogimiento y visibles muestras de conmoción de los concurrentes. Todos los periódicos de la ciudad dieron después la relación de esta fúnebre ceremonia.

El 10 de julio inmediato celebró sesión extraordinaria la mencionada Academia, en la que se dio cuenta de lo que se llevaba explicado, y en medio de las más vivas señales de dolor, se tomaron por unanimidad los acuerdos siguientes: 1º.- Que se colocase el busto de La-Gasca en el friso de la sala de sesiones, en el óvalo correspondiente. 2º.- Que se hiciese su elogio histórico con toda la extensión posible, para leerlo en junta general pública, encargando su redacción al mismo don Agustín Yánez, y dándole por sus compañeros que le auxiliasen en recoger los datos a los socios don Félix Janer, don Ignacio Graells y don Pastor Rosés, amigos del difunto. 3º.- Que se abriese la suscripción propuesta por el socio Yánez en su discurso improvisado, excitando por medio de una circular el celo de las corporaciones literarias a que había pertenecido el difunto, el de los profesores de las Ciencias Naturales en toda Europa y el de los amantes del honor nacional, para levantar con su producto un monumento que perpetúe la memoria del esclarecido La-Gasca, manifestando el aprecio y respeto a que era acreedor y sirva de estímulo a la juventud estudiosa.

La realización de este último proyecto pende todavía del resultado de la suscripción abierta, más la de los primeros acuerdos tuvo lugar el 4 de abril de 1842. reunido un concurso muy lúcido de los sujetos más respetables de la ciudad, en la hermosa sala de sesiones de la Academia de Ciencias Naturales y Artes, cuya capacidad fue inferior al número de personas que se presentaron a consecuencia de los avisos que dieron los periódicos, el presidente anunció en breves palabras el objeto de aquella sesión solemne, y dispuso que l secretario leyese el acta de la junta extraordinaria de 10 de julio de 1939, de que se ha hecho mención arriba. Acto seguido el doctor don Agustín Yánez leyó el elogio histórico de La-Gasca, que fue oído con el más respetuoso silencio y arrancó lágrimas de los corazones sensibles. Por último el presidente dio las gracias al respetable auditorio en nombre de la Academia, y levantó la sesión retirándose los concurrentes después de haber felicitado al autor del elogio.”

"Trató... de todas las plantas, desde el cedro que se cría en el Líbano, hasta el hisopo que brota en las paredes" (Traducción del obispo Amat).

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