A PRIMEROS DE DICIEMBRE DEL AÑO 1937
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“He pues dezimos de males y guerras”
(Los Amantes de Teruel)
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Diciembre de este año 2020 es también
un año aciago como lo fuera el del 1937. A primeros de diciembre de 1937
Teruel, pese a la guerra, vivía una cierta tranquilidad a pesar del conflicto
pero presumiendo que el frente quedaba lejos (Madrid). Tengo una carta de un
soldado escrita en Fuentecerrada (estación de Caparrates) pidiendo permiso para
ir a un bautizo. Los vecinos de Tortajada celebraban sus fiestas patronales el
día 8 de diciembre. Sin embargo, ese día 8 de diciembre, el Gobierno de la II
República decide que realizará una ofensiva teniendo por punto principal de
ataque el espolón saliente en que quedaba la ciudad de Teruel y apoyados en el
control republicano del valle del Alfambra.
Solamente 6 días después, mi padre
venía de Barcelona con las tropas republicanas pues era Guardia de Asalto, y las tropas, ya
estaban apostadas en el valle del Alfambra. Mi padre entró en la Guardia de Asalto en 1931, con destino en Madrid, y ya contaba la quema de iglesias y conventos en la capital de España. Para el año 1937 estaba en Barcelona y parece evidente de que siendo de Tortajada y conociendo el terreno lo enviaran al frente. Cuenta que le tocó hacer guardia en la casa de La Pasionaria y que no mató a nadie pues, una vez que le tocó pelotón de fusilamiento, le pidió el puesto otro guardia que quería hacer una venganza sobre el que iban a fusilar.
El cerco de Teruel se realizó con un
importante contingente militar republicano teniendo en cuenta que, la ciudad,
apenas la defendías unos 4.000 soldados muchos de ellos sin instrucción y
reclutados entre los labradores del Jiloca (en Concud había unos 120
falangistas). La ciudad, por el contrario, tampoco supo defenderse bien pues no
voló los puentes que le dan acceso. Por ejemplo, el viaducto quedó
intacto en toda la Batalla de Teruel y el puente la Reina y los Arcos se
batieron en plena batalla.
Tal como señala Tuñón de Lara
(historiador comunista) a Teruel llegan las siguientes fuerzas: el XX CUERPO DE
EJERCITO; EL XXII CUERPO DE EJERCITO Y EL XVIII CUERPO DE EJERCITO. El total
unos 100.000 (cien mil soldados). A este número se le puede dar la horquilla
que se quiera (entre 60.000 y 120.000) no hay problema. En todo caso una fuerza
de ataque desmesurada para lo que se quería conquistar (matar moscas a
cañonazos).
Teruel queda cercada cuando el XXII
CUERPO DE EJERCITO se junta con el XVIII CUERPO DE EJERCITO en el barrio de San
Blas (Te.) Tal operación lleva consigo el apresamiento de unos 120 falangistas
en el pueblo de Concud, Caudé ya quedó de la parte de Franco.
Sin embargo, no nos engañemos. La
misión de estos tres cuerpos de ejército (100.000 hombres) no era tomar la
pequeña ciudad de Teruel. Se trataba de crear una barrera infranqueable capaz de detener al ejército de Franco ya que a estas alturas de la guerra, los
republicanos ya la tenían perdida y andaban evacuando el tesoro español
(también el del expolio de Teruel) al extranjero.
Si uno se da una vuelta por los alrededores de Teruel,
verá que no hay ningún vestigio franquista, los han retirado todos en función
de una Ley de Memoria Histórica de corte Talibán (destrucción de todo símbolo
del enemigo, ¡¡¡a estas alturas!!!). Por el contrario verá con mucha frecuencia
unos carteles indicadores que señalan VESTIGIOS DE LA GUERRA.
Estos carteles te llevan a las
trincheras que cavaron lo republicanos y que cerraban la bolsa de Teruel. Unos
cien mil soldados haciendo trincheras dejaron el territorio plagado de ellas.
Yo he visitado, particularmente, las que dividen el valle del Alfambra con el
Jiloca, pero hay muchísimas más (por ejemplo en Sarrión).
Para el día 8 de enero de 1938 cae la
ciudad de Teruel sin apoyo exterior. La caída de la ciudad de Teruel se “vende”
como un gran éxito republicano al lograr reconquistar una capital de provincia (la más pequeña de España).
Se produce la contraofensiva de Franco y la Batalla de Teruel acaba
oficialmente el día 22 de febrero.
La ciudad quedó expoliada y, destruida, en el 75% de sus edificios. Cuando los evacuados volvieron el panorama era
desolador.
Cuando uno ve ahora Teruel no puede
ni imaginarse como quedó en el año 1938.
Fomentemos la paz y la ciencia. No
nos queda otra si queremos sobrevivir como especie.
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