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domingo, 13 de diciembre de 2020

Diciembre2020/Miscelánea. EL PATRONO DE NUESTRA LOCALIDAD Y SANTORAL

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¿Por qué Santa Emerenciana es la patrona de Teruel? O también. ¿Por qué Santa Otilia es la patrona de Villel? Advocaciones que, nada tienen que ver con nuestra tierra y eran completamente desconocidas en su época para el común de estas poblaciones. ¿Cómo llegaron a convertirse en patronas y a ser integradas en el “afán” cotidiano de nuestra sociedad? A ellas se rezaba y se reza, se consulta en pensamiento, se pide protección, se celebra “su fiesta”, etc., etc.

Las razones son muy diversas y sería imposible dar respuesta adecuada a cada uno de los casos de cada uno de los pueblos de nuestra provincia.

Pero, al menos, para cuatro casos tenemos una respuesta que tomamos de la Miscelánea de Domingo gascón y dice así:

 "Entre las múltiples y valiosas joyas que enriquecen la Iglesia turolense, ocupa uno de los lugares más preferentes el busto de plata que representa a la gloriosa virgen y mártir Santa Emerenciana, Patrona de la ciudad y diócesis.

Antiquísima es la devoción del pueblo turolense a su egregia Patrona Santa Emerenciana, pues en memorias fidedignas consta: que en el año 1461 la ciudad de Teruel, con el clero de la misma, deliberaron y resolvieron celebrar como festivo el día de esta gloriosa virgen y mártir, de la cual poseían ya su sagrada cabeza, venerando con fervoroso culto reliquia tan insigne, debida a la munificencia del Gran Maestre de Rodas, D. Frey Juan Fernández de Heredia, que habiendo prestado servicios eminentes a la Silla Apostólica, recibió en recompensa notables reliquias, con las cuales enriqueció a varios pueblos de su orden; pues así como Teruel le es deudor de la cabeza de Santa Emerenciana, Alfambra le debe la de Santa Beatriz, Villel la de Santa Otilia y Cella la de Santa Rosina. Los restos mortales del piadoso Sr. Fernández de Heredia descansan en una capilla del Colegio de la orden de San Juan de Jerusalén, que él mismo fundó y dotó con grandes rentas, en la villa de Caspe.

La cabeza de la imagen de plata está dispuesta de tal manera que dentro de ella se coloca la verdadera de la Santa, y así se sacan en procesión, tanto en su día como en el de la octava. La imagen se coloca en el altar mayor sobre gradas de plata en los días de primera clase. (Tomado de la MISCELÁNEA TUROLENSE de Domingo Gascón, página 478).

En estos casos la traída de las reliquias ocasionó la devoción y el patronazgo, en otros casos pienso, por ejemplo en Calamocha con su San Roque, es posible, a consecuencia de un apeste.

Pero creo que en la mayor parte de los casos acudiendo a una necesidad o un remedio preciso para la débil naturaleza humana.

Lo mismo sucede ahora con los llamados “días internacionales”. Cada día del año, o cuasi, tenemos una referencia para: “las enfermedades raras, para el cáncer, para el Alzheimer, para la Paz… y así un sinfín de cosas.

Por lo tanto, el santoral, no es nada extraño a la naturaleza humana y estaba bien integrado en las necesidades básicas y vitales de las gentes de cada tiempo histórico.

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LA LUZ

Santa Lucía (Siracusa, 283-ibídem, 304) fue una mártir cristiana, que padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. Lucía significa “La Luz” o “la que lleva La Luz”.

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                MARTIRIO DE SANTA LUCÍA

Descripción:

Medieval gótico

Pintura

Hacia 1435

117,5 x 72 cm

Depósito de la Generalitat de Catalunya, dación Torres, 1995

Num. de catálogo:

200795-000

Tabla cumbrera de una de las calles laterales de un retablo de santa Lucía. Se conoce la existencia de otra tabla en una colección particular barcelonesa, y del compartimento principal y cuatro compartimentos más en una colección particular de París. Procedencia desconocida.

Temple y dorado con pan de oro sobre tabla

Siglo: XV

Tema: Religión

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 SANTA OTILIA

Autor: Rafael José Pérez-Cambrodí.

Optometrista (OD). Doctor en Optometría y Ciencias de la Visión (PhD). Licenciado en Historia.

Introducción

El martirologio romano relaciona a Santa Otilia, Santa Clara y Santa Lucía con la curación milagrosa de enfermedades de los ojos. Santa Lucía, patrona también de los oftalmólogos, es la más conocida en nuestro entorno, sin embargo, Santa Otilia, patrona también de los ópticos-optometristas, es venerada con mayor profusión en la Europa continental. Su historia, a caballo entre la evidencia proporcionada por los documentos históricos y las leyendas sembradas y difundidas durante la Alta Edad Media en la Europa occidental, merece la pena ser contada por ser bagaje imprescindible en el imaginario colectivo de nuestra profesión.

La historia de Santa Otilia, entre la realidad y la leyenda

Otilia u Odilia fue hija primogénita del duque alsaciano Adalrico, pagano recién convertido al cristianismo y su esposa Beresbinda. Nació ciega, en  la segunda mitad del siglo VII d.C (660 dC?), y por este motivo fue repudiada por su padre. Fue salvada de la muerte al ser  entregada por su madre al monasterio de Balma, identificado según diferentes historiadores como el de Beaume-les-Dames (cerca de Besançon)  o el de Moyenmoutier. Allí fue bautizada a los 12 años por el obispo San Erardo (Erhard de Regensbug), acontecimiento que, según la leyenda, motivó que recuperara la visión al tocar sus ojos con los santos óleos. Fue por ello llamada Otilia, que significa “hija de la luz”.

Años después, su hermano pequeño Hugo conoció su historia y la llevó de vuelta al hogar paterno. Sin embargo, su padre, preso de un arrebato de ira, mató a su hermano y obligó a Otilia a vivir con los sirvientes de su castillo. Al alcanzar la juventud, su padre decidió prometerla en matrimonio lo que provocó que Otilia, que había jurado los votos monásticos en secreto, huyera y se refugiara en un monte de la Selva Negra. Allí construyó un altar del que brotó un manantial que pronto atrajo a multitud de peregrinos, ya que se decía que curaba las enfermedades de los ojos. Su fama se extendió rápidamente y llegó a oídos de su padre que viajó en su busca para convencerse al fin de su santidad. Por ello le regaló el castillo de Hohenburg  (hoy conocido como Odilienberg o Mont Saint Odile) para transformarlo en un monasterio del que Otilia sería primera abadesa y que se regiría por la orden benedictina. Junto al monasterio fundó un hospital y la iglesia de San Juan Bautista, templo donde falleció el 13 de diciembre del año 720 d.C. y donde se conserva y venera su cuerpo.

Los primeros documentos en los que se evidencia el culto a Santa Otilia datan del siglo IX d.C. Su iconografía incluye el hábito de abadesa benedictino y un libro en la mano (Sagradas Escrituras o Regla benedictina) sobre el que descansan dos ojos (Figura 2),  a semejanza de la bandeja de Santa Lucía. Fue canonizada el 17 de diciembre de 1050 por el papa León IX y el papa Pío XII la nombró patrona de Alsacia en 1946 (otros autores dicen que ya lo era desde 1807), donde hoy se la venera, como también en Alemania, como patrona d e los enfermos de la vista.

La congregación benedictina de Santa Otilia fue fundada en el siglo XIX por el monje Andreas Amrheim y aprobada por el papa León XIII en junio de 1884; son actualmente los misioneros y misioneras de Santa Otilia que en España erigieron en el año 2001 el monasterio de San Salvador del Monte Irago en Rabanal del Camino (Camino de Santiago-León)

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SANTA CLARA

Clara de Asís (en italiano: Chiara d'Assisi, nacida Chiara Scifi; Asís, Italia, 16 de julio de 1194-ibídem, 11 de agosto de 1253) fue una religiosa y santa italiana. Seguidora fiel de san Francisco de Asís, con quien fundó la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas, Clara se preciaba de llamarse «humilde planta del bienaventurado padre Francisco».1​ Después de abandonar su antigua vida de noble, se estableció en el monasterio de San Damiano hasta morir.

El 17 de febrero de 1958, el papa Pío XII declaró a Santa Clara patrona de la televisión y de las telecomunicaciones. También es patrona de los clarividentes, de los orfebres y del buen tiempo, motivo por el cual desde la Edad Media existe la tradición de que las novias ofrezcan huevos a Santa Clara para que no llueva el día de su boda.

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