En la fotografía, uno de los primeros establecimientos esgarrats.
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EL SAQUEO O ESGARRAT DE TERUEL (1937-38)
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Así como el juez instructor de una causa
tiene la obligación “legal” de reconstruir los hechos, de la manera más
fidedigna posible, de la misma manera, el historiador, debe reconstruir todos
los puntos y todas las partes de todo suceso acaecido en el pasado. Bien, pues,
sobre La Batalla de Teruel se han escrito numerosísimas libros y monografías
atendiendo tal o cual suceso personal, familiar o social. Pero NINGUNO sobre el
SAQUEO de la ciudad por las tropas de la II República Española. Todo lo que
conocemos es parcial, referencial o fruto de la confidencia personal. Hay como “vergüenza”
o “pudor” en entrar en este tema. Los muchos soldados catalanes que vinieron a Teruel le
llaman EL ESGARRAT al latrocino que se produjo y, Santiago Sebastián, a tal
efecto, cita un libro que recoge la Evacuation
du tresor artistique de Teruel. Barcelona, 1938. Sabemos que muchos de los soldados
que vinieron “específicamente” a la toma del casco urbano de Teruel fueron
voluntarios (el resto, hasta 100.000, se puso a hacer trincheras). Esto último
lo sabemos por el relato de los sucesos de Rubielos de Mora. También, la
población civil turolense se apuntó al esgarrat en la medida que tuvo valor y posibilidades, particularmente se habla del dinero del Banco de España que
corría por el suelo de la plaza de San Juan y del azafrán de las cajas fuertes de los bancos (Banco de Aragón). Uno de los establecimientos de los
que se tiene constancia de los primeros actos de SAQUEO es el Estanco del
Arrabal. Pues, tal como estableció la defensa de Teruel el coronel Rey (encastillamiento), las
primeras tropas entraron en la ciudad por la calle Mayor del Arrabal (un paseo en caballo blanco para el general Rojo).
De ahí, en adelante, la ciudad quedó en manos del saqueo, del pánico y de las
bombas. Esperamos pues que, en mérito de la “MEMORIA HISTÓRICA”, pronto se
escriba un monográfico sobre el tema. Estaremos atentos.
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