Mirando al puerto
Si antes fueron las profundas galerías negras de la mina de carbón, ahora, se mira a las altas cimas en las que han "crecido" enormes aerogeneradores (molinos) de energía eléctrica.
Valdeconejos, impávido, alarga su verde primavera de sembrados y chopos en galería por lo profundo del valle.
Nada es lo que fue y, paradógicamente, todo permanece en su mutismo eterno. Una aire frío se cuela hasta las aspas y las vence produciendo luz. Vivir de la luz. Mezquita, por ejemplo, Tamborilé/a sin miedo al rayo (¡qué más cornadas da el hambre!). El que no corre vuela y Escucha/Ascuita y Utrillas riegan sus términos de museos y ferrocarriles. Entre tanto los de Cuevas de Almudén suben todos los años a la ermita para rendir honor a los Santos Niños Justo y Pastor.
La vida, de nuevo, quiere renacer entre "molinos", líneas eléctricas, transformadores de luz y el recuerdo de tanto trabajo y sufrimiento en lo más negro y profundo de la mina.
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