NUEVA SEDE DEL CONSEJO REGULADOR DE
LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA JAMÓN DE TERUEL
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(Remontando una crisis que nació en el propio seno de la Denominación de Origen Protegida Jamón de Teruel)
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(Remontando una crisis que nació en el propio seno de la Denominación de Origen Protegida Jamón de Teruel)
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Fiódor Mijáilovich Dostoyevski
escribió en el año 1866 la novela titulada Crimen y castigo. Sin embargo, en el año 1844 es decir, 22 años
antes, Braulio Foz y Burges natural de Fórnoles (Te) ya había compuesto una
novela titulada LA VIDA DE PEDRO SAPUTO. El de Fórnoles apostaba porque ningún
crimen (falta o agravio) quedara sin castigo (corrección) y así lo muestra humorísticamente el relato del
Juicio de Almudevar. En esencia, el turolense de Fórnoles, con mucho acierto, señalaba que,
ningún delito o falta debe quedar sin su correspondiente castigo/corrección.
No es el caso del juicio que tuvo
lugar en Teruel sobre el asunto de la D.O.P. JAMÓN DE TERUEL, pues al no haber
culpables, absolutamente de nada, no hubo castigo y… pelillos a la mar.
A nadie se le escapó que aquél juicio
fue un amaño, una farsa, una bufonada. Pero claro, si no hay castigo, si no hay
pena, él y los demás delincuentes (presuntos) volverán a las andadas. La misma
tentación puede tener cualquier persona que regente esta entidad, pues se
considerará impune y evitará la pena en base al mismo argumento: el jamón de Teruel, por su aportación al PIB provincial, es
pieza fundamental en el sistema económico de la provincia.
Debemos recordar que el escándalo nació
en el propio seno de la organización en cuestión, cuando, un grupo de
productores de cerdos con el marchamo de D.O. se levantaron de la mesa del Consejo de Administración.
De ahí vinieron las acusaciones y la instrucción del juez que encontró tres
fraudes: en la calidad, en las subvenciones y en la gestión económica. Pero
como hemos dicho arriba… ¡NO HUBO CASO! Pues, el fiscal, no vio nada de nada y
pidió la absolución de los inculpados.
Braulio Foz podría escribir hoy, con
tan perfilado argumento, un nuevo capítulo de la vida de Pedro Saputo al
comprender que los tiempos cambian y que los “crímenes” (faltas, agravios, etc.), no tienen su correspondiente y necesario “castigo”
(corrección).
Nada nos gusta más que ver que las cosas de la provincia van bien, pero sobre todo, hay que se honestos.
Nada nos gusta más que ver que las cosas de la provincia van bien, pero sobre todo, hay que se honestos.
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