TERUEL CAPITAL
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El Fuero y el Capitulo General
Eclesiástico marcaron la vida de la villa, luego ciudad, en la Edad Media. El
Obispado y las Ordinaciones en la Edad Moderna. A la entrada de la Edad Contemporánea,
en 1812, se publica la primera Constitución española. Este hecho será
determinante para la ciudad de Teruel. El desarrollo de dicha constitución
originó dos instituciones que todavía perviven y dan forma nuestra organización
política y administrativa: los ayuntamientos
y las provincias y, el órgano de
gobierno de éstas, que no es otro que las Diputaciones Provinciales (en mucha menor
medida son determinantes los Partidos Judiciales).
Así pues, tras recaer en Teruel la
capitalidad de la provincia, la ciudad se convierte en sede de funcionarios de
la nueva administración emergente. Algo parecido, pero en menor dimensión, son
las cabeceras de Comarca actuales.
La figura actual de Teruel como
ciudad de funcionarios queda plásticamente plasmada en la actual Plaza de San
Juan. Así pues, las administraciones públicas son la mayor empresa por puestos
de trabajo en toda la provincia de Teruel. Paradójicamente, disminuye la población
y aumenta el número de políticos y funcionarios.
El resultado del proceso que comenzó
en el año 1833 es el que se ve hoy: una ciudad que no está sectorizada. En el
territorio destaca el monocultivo del cereal. El sector agro-alimentario sí que parece ser
una fuerza emergente (el cerdo). La Industria brilla por su ausencia (no hay
tejido empresarial). El comercio lucha a brazo partido por buscarse su propia
supervivencia. En las comunicaciones tenemos el merito de tener las peores de
España… Y, en el turismo, tenemos casi todo por hacer (la capital va cogiendo
lentamente pulso).
La tendencia es la de promocionar las
Comarcas (pese al bache actual) a cambio de suprimir las Diputaciones
Provinciales (o dejarlas al mínimo). Tal proceso llevaría a la perdida de funcionarios
en la capital.
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