La decisión en el año 1900 de bajar el ferrocarril a la huerta de Teruel ha tenido unas consecuencias que llegan hasta nuestros días. Todo ello, además, aumentado con la "malagana" con la que Adif (el Estado) acomete las necesarias mejoras en la vía de Teruel.
A tal efecto los tres diputados y medio por Teruel ( 2 del PP, uno del PSOE y otro compartido a medias con Zaragoza de Ciudadanos) deberían estar, un día sí y el otro también, reclamando en Madrid lo que es, más que necesario, JUSTO. Un eje ferroviario, en unas condiciones, siquiera, medianamente decentes.
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Este puente llamado popularmente de "La Equivocación" se empezó a construir en el año 1943 y se terminó en el año 1954. La razón de tal nombre está en que en plenas obras la RENFE exigió que por su vano pudieran pasar, al menos, tres líneas de tren electrificadas.
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Entre el puente de La Equivocación y la estación de Adif de Teruel tenemos un paso a nivel con barreras. Otro problema que no se ha querido o no se ha sabido resolver y otro inconveniente para la circulación de vehículos.
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El paso es problemático para peatones y vehículos que tiene que hacer un stop, esto últimos, sin prácticamente espacio. En el caso de parada de dos o más coches con la bajada de barreras, entorpecen el tráfico. Las barreras se bajan, cinco minutos antes de que pase el tren.
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La vía conserva tramos con traviesas de madera, sin embargo, en buenas condiciones.
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Estos raíles y traviesas que permanecen abandonados en la orilla del trazado, pertenecen a la construcción de la primitiva línea en el año 1901.
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Hoy día ya no hay juntas de dilatación entre raíles, sí, de esas que producían un traqueteo característico y continuo, ahora los raíles se sueldan y la línea de ferrocarril es un todo continuo.
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