Los que juegan y los que miran.
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GUIÑOTE
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Antes de que llegara la sociedad del
bienestar, no se jugaba al guiñote todos los días. Solamente los domingos, tras
la comida, la mujer le daba al marido dos pesetas. Para el café y por si perdía
la partida, poder pagar, que luego hablaba la gente. Mientras tanto la mujer,
como todos los días, cogía los vajillos en una cesta con una estera y bajaba al
río a fregar.
La realidad actual es diferente. En
la inmensa mayoría de los pueblos turolenses no se puede echar la partida
porque no hay gente para formarla (4 personas). En los que se puede formar, el
resto se coloca alrededor de mirones.
Cella, que siempre ha sido pueblo de
importancia, tiene residencia y tiene partida de guiñote. Aquí terminaron los Gacheros,
como antaño, eso sí, después de dejar el Raidal como una patena.
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En plena partida
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