“Hoy puede ser un gran día pero ya verás, como
llega alguien y lo estropea”
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Podemos extrapolar la frase popular a unos
meses o unos años. A la vez podemos generalizarla a una población determinada.
Así diríamos: Hace una bella primavera en Aragón pero verás, como llega Quim
Torra y lo estropea”. Efectivamente, tras las lluvias de abril el campo
aragonés está de una belleza singular. Caminantes, senderistas, marchadores y
ciclistas se han lanzado al campo en busca de la florida primavera. Todo va
bien hasta que llegas a casa y enchufas el telediario o lees los mensajes del móvil, entonces, al conjunto de la ciudadanía, al menos la aragonesa, le empieza a hervir la
sangre. Hay cansancio y desconcierto. De nuevo los columnistas y los creadores de opinión empiezan con la
noria del independentismo. Se habla de la laxitud del Gobierno y de los excesos
verbales del frente independentista catalán. Por medio están las estrategias
electorales y la forma de sacarle a la situación rédito electoral. Muchos son
los que creen que hace falta un estadista, un verdadero Hombre de Estado capaz de acotar
la situación en su debido contexto.
En todo este proceso llama clamorosamente la
atención, el silencio de Jordi Pujol. El del propio Pujol y el silencio judicial sobre
Pujol (y familia). También, por otra parte, las palabras medidas y ponderadas del rey
Felipe, que aquí representa al Estado, no ayudan mucho. Se advierte la escala creciente de
provocación de los independentistas y la situación, contra las cuerdas, del
poder central. Y hay que advertir que, los nuevos partidos también se
equivocan, acaso alguien lo ponía en duda…
Pero, lo más grave de la situación, es que la población
española, en general, no tiene bien diagnosticado el problema y, tampoco, se
vislumbran soluciones a corto plazo. Asumido tenemos que la solución solamente
puede salir de las urnas o por el contrario empeorarse. Todo depende de como derive la
situación (Ciudadanos corrió a cobrarse la pieza antes de cazarla).
Ahora hay quién señala que se ha dado demasiada
“cuerda” a las autonomías, pero, en España, la cuestión y el aliento
autonomista, ha sido jaleado y promovido de forma desaforada (por todos los partidos). Hubo un momento
en que quiso ponerse freno a la dramática deriva, fue el 23 F, pero entonces la
respuesta popular fue contraria a lo que se pretendía y el método (Golpe de
Estado) absolutamente inapropiado.
Estamos, como suele decirse, EN UN JARDÍN, pero
no un jardín primaveral florido. Estamos en un jardín de zarzas con unas expectativas
de futuro que terminarán afectado a toda España. Hay que señalar con dolor que
EUROPA, tampoco ayuda mucho, sino todo lo contrario. Si no fuera por nuestra
dependencia económica de la Unión bueno sería tomar nota de los que han hecho
los ingleses.
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