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sábado, 6 de abril de 2019

Abril2019/Miscelánea. HABLEMOS DE DESPOBLACIÓN Y DE SUPERPOBLACIÓN


LA DESPOBLACIÓN DE TERUEL
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La población de la provincia de Teruel a lo largo de su historia que va desde 1833 hasta 2019 (186 años) ha oscilado entre los alrededor de 250.000 habitantes en su origen y los 136.977 que tiene actualmente. En los últimos cuatro años ha perdido 6.751 habitantes. Estamos hablando de habitantes de derecho, porque de hecho, es decir, de los que duermen en el pueblo, de esos, hay muchísimos menos. Pero, lo que hay que tener claro es que para la provincia de Teruel tanto la despoblación como la superpoblación, siempre ha sido un problema. Hablamos de superpoblación cuando un territorio no puede atender en todas sus necesidades básicas a sus habitantes y estos tienen que emigrar. La despoblación, es decir, la pérdida de población por emigración y por crecimiento vegetativo negativo es un drama (telarañas en las pilas bautismales) pero, durante muchos años, el drama de Teruel ha sido la EMIGRACIÓN. Cuando se construye el colegio de San Nicolás de Bari (principios del siglo XX) ya se advierte que su función principal es lograr que los futuros EMIGRANTES salgan de Teruel con alguna instrucción (leer, escribir y cuentas) para encontrar fuera un mejor acomodo. El objetivo de la provincia es lograr establecer un ratio de población a la que se pueda atender en todas sus necesidades, eso sería lo ideal (ni superpoblación, ni despoblación). Con los datos en la mano se puede afirmar que el problema de la despoblación no se va a resolver en muchos años, digamos que, en muchas generaciones. Es necesario además un cambio de mentalidad y de forma de hábitat del ciudadano en general y del urbano en particular, para volver a ocupar el territorio de forma homogénea y armónica.
Pero, manifestaciones aparte, si una persona quiere entender de verdad cual es el problema de Teruel desde que se constituye en provincia (1833), aparte de conocer su geografía y de visitar con sentido crítico (que no criticando) todos y cada uno de los pueblos. Deberá empezar por el principio. El principio está en un libro titulado “Tiempo de industria” y su autor es Antonio Peiró Arroyo. En él se explica cómo Teruel pasa de la Edad Moderna a la Edad Contemporánea. Y, como Teruel, no sabe dar el salto de la actividad artesanal a la industrial propiamente dicha. Tendrá que ver como influyeron las guerras pues padecimos cinco (5) guerras civiles y la Guerra de la Independencia. Deberá estudiar el hundimiento de la economía en base a la lana y la progresiva instalación de una economía agropecuaria con el nacimiento de caciquismo. Teruel se queda sin burguesía y sus recursos naturales los explotan desde fuera. Domingo Gascón y Guimbao pone una oficina en Madrid para vender los cotos mineros de la provincia. Pero además, pesa sobre la provincia,  la crisis general por la pérdida de Colonias (América y Filipinas) y la crisis institucional interna, en España entre 1873 y 1973 son asesinados en atentados un Presidente de Gobierno cada 20 años.
Pero sin duda lo que nos desestabilizó totalmente fue el boom demográfico que va de mediados del XIX a mediados del XX. A principios del siglo XX encontramos los mayores picos de población en los pueblos de nuestra provincia y, sin economía, sin industria que absorba la mano de obra sobrante, tiene que producirse la EMIGRACIÓN un tema que describe admirablemente el universal escritor BLASCO IBÁÑEZ de padres emigrantes aragoneses en Valencia.
El problema de la despoblación de la provincia de Teruel no tiene solución a corto ni medio plazo, como ya hemos dicho; ahora bien, si lo que se pretende, si lo que se persigue, es obtener descuentos fiscales u otro tipo de ayudas, ahí ya, me callo.
Mientras tanto recomiendo leer a Joaquín Costa, Ignacio de Asso, Antonio Peiró o, por ejemplo a Eloy Fernández entre otros, muy buenos aragoneses, que entendieron a estas gentes de por aquí.
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